Sábado, 11 de noviembre de 2006 | Hoy
Fueron los ejes del documento que se presentó ayer, en el cierre del encuentro. También hubo elogios para Joaquín Piña.
“Fortaleciendo el diálogo podremos superar la excesiva fragmentación que debilita a nuestra sociedad y nos dispondremos a encontrar los consensos necesarios que nos ayuden a reafirmar nuestra identidad y crecer en la amistad social”, remarcaron los obispos en el documento que presentaron ayer como epílogo del plenario reunido en Pilar durante cinco días. Los representantes de la jerarquía católica también reconocieron como una “contribución a la democracia” el triunfo del obispo de Iguazú, Joaquín Piña, en Misiones.
Tras cinco días de deliberaciones, la asamblea episcopal de los obispos presentó una carta en la que no mencionan institucionalmente el desempeño de Piña en los comicios misioneros, pero el tema estuvo presente durante todo el encuentro y fue ineludible en la conferencia de prensa en la que se dio a conocer el documento. El obispo emérito de Iguazú ya se había excusado de participar del encuentro por el gran esfuerzo que le significó la campaña electoral.
El documento titulado “Bien común y diálogo” está direccionado hacia el llamado a la reflexión y el diálogo para toda la comunidad, ya que “es el gran instrumento de construcción y consolidación de la democracia”. En el texto predomina un tono en el que se palpa la intención de no enfrentarse directamente con el Gobierno, y se condice con la postura que tuvieron los obispos mientras duró el cónclave. La presentación o no de un documento final fue tema de discusión entre los prelados. Entre los fundamentos negativos figuró el hecho de que no querían que se malinterpretasen sus dichos y se genere una nueva disputa mediática.
En el camino del diálogo, los sacerdotes dijeron que “unido a un verdadero espíritu de reconciliación que nace de la verdad, se afirma en la justicia y se plenifica en el amor, es el que nos permitirá consolidar las instituciones de la Nación”.
En otro pasaje del documento de la Conferencia Episcopal Argentina reconocen logros al Gobierno, pero también que pese a éstos “que con el esfuerzo de muchos argentinos, hemos obtenido en estos últimos años, los niveles de pobreza, exclusión social e inequidad son todavía altos”, y concluyen que “es necesario que, viviendo con más austeridad, nos preocupemos mucho más de los pobres y nos comprometamos con espíritu solidario a acrecentar la riqueza del país y a distribuirla con mayor equidad”.
Monseñor Fernando Bargalló, presidente de Caritas y titular de la diócesis de Merlo-Moreno, comentó en conferencia de prensa que en la reunión de los obispos se “valoró la contribución de la Iglesia a la democracia” y se subrayó “el valor del pueblo misionero al darse cuenta de lo que estaba en juego y votar a conciencia”, en referencia a la victoria del obispo emérito de Iguazú, Joaquín Piña, en el plebiscito de Misiones donde le negaron una reforma a la constitución provincial, por lo que se quedó sin reelección indefinida el gobernador Carlos Rovira. Y agregó que “la misión del sacerdote no es una misión que lo deba comprometer en la política partidaria”, y que “la crisis que ha venido padeciendo Argentina es una crisis de instituciones”.
El arzobispo de la diócesis de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, sentenció con la frase “no somos clarividentes” y subrayó que para los obispos era muy difícil pronosticar si la experiencia de Piña podía volver a darse en otros comicios.
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