La última vez que recorrió la quinta de Olivos lo hizo en el Cadillac de Perón. Anoche, cinco meses después, volvió a pasearse por los jardines de la residencia presidencial, pero caminando. A Hugo Chávez lo esperaba una comida privada con Néstor y Cristina Kirchner, con quienes abordó una variedad de temas que fueron desde la relación con Irán hasta el futuro de la embajada de su país en la Argentina.

Chávez llegó a Olivos de camisa sport y blazer. Saludó a la gente reunida sobre la calle Villate y ofreció algunas respuestas a los periodistas. Tras el paseo por los jardines, se saludó afectuosamente con la primera dama. Cristina le obsequió un juego de DVD con los recitales que ofrecieron en el Salón Blanco de la Casa Rosada artistas como Mercedes Sosa, Adriana Varela, Luciano Pereyra, Los Nocheros, Luis Alberto Spinetta, Charly García y la Selección Nacional de Tango.

“Es rock”, dijo Chávez con los regalos en la mano. “¿A quién le gusta el rock?”, preguntó. Kirchner y Cristina señalaron al jefe de Gabinete, Alberto Fernández. “Ah, Fernández, el roquero”, lo bautizó el venezolano.

Carlos Zannini no se quiso quedar atrás y le dio a Chávez una copia de la ley que los legisladores votaron esta semana aprobando el ingreso de Venezuela al Mercosur. El secretario de Legal y Técnica completó la mesa con el ministro de Planificación, Julio De Vido, y Fernández. A Chávez lo acompañó el ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez.

Chávez dejó en claro que busca conciliar dos relaciones estratégicas de Venezuela: la que mantiene a nivel global con Irán –ambos países son miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)– y a nivel regional con Argentina. La comunidad judía hizo conocer su queja por el vínculo de Chávez con la república islámica. Esa relación es anterior al episodio donde Luis D’Elía se fotografió en la embajada iraní en momentos en que la Justicia argentina ordenaba la detención de ex funcionarios de ese país.

Otro tema que habrían abordado es el diseño de un nuevo modelo político institucional para la embajada de ese país. Roger Capella oficiaba de interlocutor de los movimientos sociales y, precisamente, el caso D’Elía terminó con el cargo de ambos. Chávez buscaría que el vínculo con las organizaciones se realice por otro canal que no sea el embajador. Hubo versiones que indicaban que Kirchner se enteró anoche del nombre del futuro embajador. El dato no fue confirmado.

En paralelo a la cena de Olivos se desarrolló otra en el Hotel Sheraton. La organizó el canciller Jorge Taiana para agasajar a la comitiva venezolana. Estuvieron la ministra de Economía, Felisa Miceli; de Defensa, Nilda Garré; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y Claudio Uberti, titular del Occovi, entre otros.

En el segundo piso del hotel de Retiro, en la sala Martín Fierro, intercambiaron información con los ministros venezolanos Nicolás Maduro, de Relaciones Exteriores; Nelson Merentes, de Finanzas; José Kahn, de Industrias Básicas; Elías Jaua, de Agricultura y Tierras; María Cristina Iglesias, de Industrias Ligeras y Comercio; William Lara, de Información, Yadira Córdoba, de Ciencia y Tecnología, y Diego Uzcategui, de Pdvsa.