Viernes, 6 de julio de 2007 | Hoy
Mauricio Macri, que está descansando en Europa, aseguró a El País de España que es posible vencer al Gobierno en octubre.
Por Jorge Marirrodriga *
Mauricio Macri deshoja estos días la margarita de su próximo paso en la política argentina, tras la contundente victoria de Propuesta Republicana (PRO) en las elecciones a gobernador (alcalde) de la ciudad de Buenos Aires. Macri se resiste a encabezar una candidatura opositora con vistas a las presidenciales de octubre, aunque critica fuertemente la política económica y la estrategia internacional del gobierno de Néstor Kirchner.
–Tras su victoria, ¿cómo piensa encauzar el caudal de votos que el PRO ha conseguido con vistas a las presidenciales?
–La gente empieza a sentir que está faltando algo. Que el liderazgo que tenemos hoy en Argentina no alcanza. En este contexto aparece el PRO, haciendo una campaña distinta, con otras formas y contenidos, y ha despertado mucho entusiasmo en todo el país. Hay que consolidarlo con hechos y la forma de hacerlo es cumplir todo lo que hemos prometido en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
–¿Eso excluye que usted acceda a la presidencia en octubre?
–Así es.
–Pero si Argentina siente esa necesidad de cambio que se expresa en las urnas, ¿no resulta injusto dejar pasar cuatro años para que ese cambio se produzca?
–Al cordobés y al chaqueño les puede parecer injusto, pero es coherente con el compromiso que asumimos con los vecinos de Buenos Aires.
–Usted ha dicho que ha intentado unir a la oposición, pero que considera que es imposible. Con una oposición desunida, ¿se puede vencer al oficialismo en octubre?
–Para mí es muy posible, porque noto que hay problemas que cada vez se radicalizan más, la inflación, la crisis energética, la inseguridad, los conflictos sociales crecientes...
–Sí, pero hay una cuestión matemática. Si la oposición va fragmentada, bajan las posibilidades de dar vuelta la situación.
–Estoy de acuerdo. Pero también esto va a depender de que haya líderes en la oposición que entusiasmen.
–Es que el líder en la oposición que entusiasma es usted...
–Bueno, pero yo ya tengo un compromiso.
–¿Va a trabajar para intentar crear un consenso en torno de una candidatura única opositora?
–No.
–El presidente Kirchner se suele definir como de izquierdas y a su formación se le atribuye el centroderecha. ¿Es correcto?
–Es una visión un poco antigua y sin contexto en Argentina, en donde no logramos ni siquiera que los techos en las escuelas no se caigan. Argentina está en algunos aspectos todavía en la prehistoria. Y convive con su agroindustria, que lidera en tecnología y en desarrollo biogenético al mundo. Argentina es difícil de entender.
–¿Qué le parece que haya cada vez una mayor presencia del Estado argentino en la economía?
–Me parece un retroceso. Porque lo primero es que hay que tener un Estado inteligente que sepa dar igualdad de oportunidades. Estamos a años luz de conseguir esto, hoy el gasto público en Argentina es muy ineficiente y está muy cruzado con el clientelismo. Entonces meterse a tener una línea aérea propia, querer distribuir el agua o manejar los ferrocarriles es como querer correr sin haber aprendido a caminar.
–¿Le parece acertada la relación de Argentina con sus vecinos?
–El único país con el que tenemos buenas relaciones, y lo digo con tristeza, es Venezuela. Con todos los demás países vecinos o lejanos estamos en los peores momentos de relación que haya tenido el país en cada uno de esos casos.
–¿Y con España?
–A pesar de los esfuerzos que ha hecho Zapatero por disimularlo, no es una relación buena. Se le han prometido muchas veces cosas a España que no se han cumplido.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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