Uruguay está haciendo todo lo posible por forzar durante esta semana una definición en el conflicto por las papeleras, una movida para la que contaría con el visto bueno de España. Ayer, el ministro de Medio Ambiente uruguayo, Mariano Arana, movió el avispero al revelar que funcionarios de su gobierno habían comenzado las “tareas de preparación” para una reunión que supuestamente mantendrán con sus pares argentinos en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, que comenzará pasado mañana. En la Cancillería argentina no descartaron que pudiera producirse allí un encuentro de tipo técnico, pero negaron de plano la posibilidad de una cumbre entre Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez –tal como lo deslizó anoche el vicepresidente de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa– y también que exista la chance de firmar un compromiso. Tabaré habló con hechos: ayer bautizó la barcaza construida por la Armada uruguaya para abastecer de insumos a la planta de Botnia.

“La reunión responde al pedido hecho desde España para que se postergue el permiso de operar para Botnia hasta que se produzca un nuevo encuentro bilateral”, abundó Arana al contar de una reunión futura de la que no se tenían noticias, aunque sí habían circulado versiones en los días previos. El ministro uruguayo dio detalles de los preparativos: dijo que el secretario general de la Cancillería, José Luis Cancela, y la directora de Medio Ambiente, Alicia Torres, ya estaban en Chile estudiando los temas y que sólo faltaba confirmar fecha y hora del encuentro.

La ofensiva uruguaya para forzar a los argentinos a sentarse a conversar tendría un guiño del gobierno de España, comprometido en el éxito de la tarea de “facilitación” emprendida por el rey Juan Carlos. Todos los funcionarios uruguayos que hablaron ayer de las papeleras recordaron la mediación española y el “gesto” que había tenido la semana pasada el gobierno de Tabaré al postergar la habilitación de la planta. Arana insistió ayer en que a Botnia sólo le falta “un trámite” y que seguro estará funcionando la semana que viene.

Desde España, se emitió ayer un comunicado oficial recordando su intervención en el conflicto, en manos del embajador Juan Antonio Yáñez Barnuevo. “Coincidiendo con la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, se cumplirá un año desde el inicio de la ‘facilitación’ española en el conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de una papelera de la empresa finlandesa Botnia. Hay que recordar que la aceptación por España de esta labor de buenos oficios estaba encaminada a que ambos países dialogaran directamente sobre sus diferencias. Tanto el gobierno argentino como el uruguayo han manifestado públicamente su agradecimiento al rey por el compromiso adoptado, en aras de encontrar una solución satisfactoria para todos.”

Aquí hay que subrayar la frase en la que destaca que la gestión buscaba que “ambos países dialogaran directamente”.

Por la noche, en la Cancillería argentina no descartaron que en Chile pudiera darse un encuentro de tipo técnico entre funcionarios de segunda línea. Claro que, subrayaron, es obvio que en una reunión así no hay chances de suscribir un acuerdo para un conflicto que ha tenido a maltraer la relación bilateral en los últimos tiempos.

Además, salieron al cruce de la versión lanzada por Nin Novoa, acerca de que Kirchner y Tabaré se reunirían para cerrar el tema en la cumbre.

El presidente uruguayo ayer dio un paso más en los preparativos para la puesta en marcha de la pastera, al bautizar la barcaza que la abastecerá de madera. El acto se realizó en la Base Naval del Cerro, en Montevideo, y Tabaré Vázquez prefirió no hablar. El bautismo se hizo con una botella de whisky llena de agua, simbólicamente recolectada en los ríos Uruguay y De la Plata.

En cambio, quienes hablaron con entusiasmo fueron varios integrantes de su gabinete, empezando por el canciller Reinaldo Gargano, para coincidir con las supuestas declaraciones de Cristina Fernández de Kirchner, en las que adelantaba su intención de rescatar el vínculo con Uruguay y admitía que Botnia tarde o temprano iba a funcionar.