La conducción del radicalismo porteño puso ayer un límite a las conversaciones de Elisa Carrió con Ricardo Gil Lavedra para incorporar ese partido a la Coalición Cívica: estimó que lo más conveniente por ahora es mantener la “identidad” radical y que el diálogo con otras fuerzas debe apuntar a “fortalecer el rol de los partidos”.

Los radicales porteños analizaron anoche sus próximos pasos en un plenario de delegados al Comité Capital. Allí estuvo Gil Lavedra y explicó que lo suyo con Carrió “fueron nada más que conversaciones” y que cualquier decisión con respecto a una eventual incorporación a la Coalición Cívica “debe ser tomada por los cuerpos orgánicos del partido”.

El ex ministro de Justicia de la Alianza agradeció a la dirigencia partidaria por su acompañamiento en las recientes elecciones, en las que compitió como candidato a senador. Lo mismo hizo Silvana Giúdici, quien –en el marco de la mejor elección del radicalismo en los últimos años– consiguió retener su banca en la Cámara de Diputados.

En su afán de ampliar la Coalición Cívica para consolidarla como principal fuerza opositora, Carrió salió a reclutar radicales y llamó a Gil Lavedra. En una reunión en la que estuvo también Enrique Olivera, ambos analizaron la posibilidad de que el radicalismo y el espacio liderado por la chaqueña transiten un camino conjunto en la ciudad.

“Hay que ser muy cautelosos. El 7 por ciento que sacamos es poco, pero sienta las bases para dar un paso importante en la recuperación del partido”, evaluó ante Página/12 un destacado radical porteño y completó: “El electorado de la ciudad no ve con buenos ojos las vueltas en el aire. Irnos con Carrió a una semana de las elecciones en las que estuvimos con (Roberto) Lavagna puede ser riesgoso”.

En línea con esa posición, la conducción del radicalismo porteño resolvió promover “el diálogo con otras fuerzas políticas para fortalecer el rol de los partidos”. Pero no hizo ninguna alusión concreta a la Coalición Cívica y llamó a reafirmar la “identidad” del radicalismo.