Viernes, 9 de noviembre de 2007 | Hoy
Hernán Lombardi, que iba a encargarse de la Agencia de Turismo de la ciudad, fue designado para reemplazar a Luis Rodríguez Felder. Fue funcionario de De la Rúa e integró el grupo que lideraba Antonito.
Por Werner Pertot
El Jefe ocupó el último casillero de su gabinete. Después del traspié del ex titiritero y editor católico Luis Hernán Rodríguez Felder, su ministro de Cultura será finalmente Hernán Lombardi. Como anticipó Página/12, Mauricio Macri se decidió por el ex ministro de Cultura, Turismo y Deportes de la Alianza, en el que había pensado en un primer momento para que comandara la Agencia de Turismo. En el encuentro, en el que el ex funcionario delarruista dio el sí, Macri le pidió que “la inversión cultural llegue lo más eficientemente posible a los ciudadanos”.
Cultura fue una cartera maldita hasta ahora para el ingeniero. Tras descartar a Ignacio Liprandi, quien había armado el proyecto cultural de PRO durante la campaña, patinó al convocar a Rodríguez Felder, cuya principal virtud era autopublicarse cientos de libros infantiles y de maquillaje como Don semáforo. El virtual ministro demostró poco conocimiento sobre gestión cultural, pero mucho interés en despacharse con consignas contra las vanguardias artísticas (“las sostiene el capitalismo”) y en lanzar frases como “Aristóteles me guiará en mi gestión”.
Macri lo llamó por sugerencia del galerista de Zurbarán, Ignacio Gutiérrez Zaldívar –un hombre de excelente relación con la Iglesia–, y con el visto bueno de la vicejefa electa Gabriela Michetti. Ella sufrió un duro golpe en la interna con el futuro jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, cuando el Jefe decidió retirarle la oferta a Rodríguez Felder. Distinta será la suerte del virtual titular de la Agencia de Control Comunal, Federico Young, quien participó en un seminario con la activista procastrense Cecilia Pando, en el que calificó al presidente de “terrorista”. “No vemos ningún motivo para que no siga”, estimaban muy cerca del futuro jefe de Gobierno.
Si bien no resulta muy difícil, Lombardi demostró mucha más cintura política que Felder: tuvo varias reuniones con Macri, Michetti y Larreta, en las que le ofrecieron en un primer momento la Agencia de Turismo. Tras la caída del ex titiritero, lo tentaron con Cultura y aceptó.
Ingeniero civil, dueño del complejo Torres de Manantiales, Lombardi comenzó su militancia en Franja Morada a fines de la dictadura. Se alejó del radicalismo luego de que se sancionaran las leyes de impunidad y volvió a la política una década después como secretario de Turismo de De la Rúa en el gobierno porteño. Pronto ingresó en el grupo sushi que comandaba Antonito.
El ex marido de Soledad Silveyra se convirtió en uno de los preferidos de De la Rúa, quien lo llevó a su gabinete nacional, primero como secretario de Turismo y luego al mando de un megaministerio que pergeñó que enlazaba Cultura, Turismo y Deportes. Se dice que Lombardi fue uno de los pocos que se quedó en el despacho presidencial mientras De la Rúa encaraba hacia el helicóptero en diciembre de 2001.
Fue uno de los pocos que sobrevivió al “que se vayan todos”. El 2003 lo encontró sonriente como candidato a gobernador de (entonces exitoso) Ricardo López Murphy. Hace tiempo que se alejó del Bulldog y comenzó su acercamiento con el otro socio de PRO.
Lombardi no perdió el tiempo y comenzó a armar su equipo. Tendrá a la crítica literaria Josefina Delgado, quien fue directora de Bibliotecas porteña y directora de colecciones del Centro Editor de América Latina (CEAL), y al director del Centro Cultural Rojas, José Miguel Onaindia. Si bien no ocupará el cargo en Turismo, Lombardi imagina un trabajo conjunto con esa área. Es posible que allí designen a alguien de su confianza. Con el fugaz precedente de su antecesor en el cargo, una cosa tienen clara quienes acompañan al futuro ministro: “Nada de criticar a las vanguardias”.
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