Jueves, 15 de noviembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › ANUNCIARON EL GABINETE QUE ACOMPAÑARA A CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER
Seis ministros, incluyendo a Alberto Fernández y a Julio De Vido, continuarán en sus cargos. Martín Lousteau irá a Economía. Graciela Ocaña, Florencio Randazzo y Juan Carlos Tedesco, las caras nuevas. Crearon el Ministerio de Ciencia.
Por Fernando Cibeira
“La gente no votó un cambio drástico”, definió ayer el jefe de Gabinete Alberto Fernández. Poco antes había presentado en la Casa Rosada el elenco que acompañará a Cristina Fernández de Kirchner cuya característica es la continuidad. Seis ministros y dos secretarios que dependen de Presidencia seguirán en sus cargos, incluyendo al propio Fernández y al ministro de Planificación, Julio De Vido. También habrá novedades. El joven presidente del Banco Provincia, Martín Lousteau, será el ministro de Economía. A tono con su proclamada intención de jerarquizar el conocimiento científico, Cristina Kirchner dividió el Ministerio de Educación creando la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que quedará a cargo del químico Lino Barañao. En Educación, en tanto, asumirá Juan Carlos Tedesco, actual segundo de Daniel Filmus. Aníbal Fernández saltará de Interior al Ministerio de Justicia, llevándose con él el área de Seguridad. Interior, en tanto, quedará en manos del ex ministro bonaerense Florencio Randazzo y en Salud, la titular del PAMI, Graciela Ocaña. Por un descuido, el anuncio no incluyó al jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, otro que sigue.
El Gobierno decidió adelantar los nombres para detener la ola de versiones que había comenzado a jugarle en contra. La más notoria fue la que daba como ido a Miguel Peirano del Ministerio de Economía, enojado por las injerencias en su área del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Ayer, Alberto Fernández contó que había cenado la semana pasada con Peirano y que le había revelado su deseo de no continuar pero basado en razones estrictamente personales. De Guillermo Moreno no había datos ciertos sobre su paradero, pero continuaría en el Gobierno aunque en otra área.
Uno de los grandes interrogantes previos al anuncio era conocer el destino de De Vido. El ministro de Planificación suele ser blanco de los peores calificativos por parte de la oposición. Además, se le adjudica estar enfrentado en una interna con Alberto Fernández, de la cual el affaire Peirano-Moreno habría sido sólo una muestra. Si alguna vez estuvo en análisis ese cambio, la concluyente victoria electoral lo clausuró. De Vido seguirá y Fernández lo colmó de elogios. “Ha llevado adelante una transformación de la obra pública impresionante”, dijo.
La confirmación de la continuidad de la mayoría de los ministros levantó las críticas de la oposición, sobre todo le achacaron a Cristina Kirchner incumplir con su promesa de campaña de poner en marcha “un cambio”. La ex candidata presidencial de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, sostuvo que “permanecen los ministros más corruptos de la gestión anterior” (ver página 12).
Cristina y Fernández fueron notificando a los elegidos en los últimos días, comenzando por los funcionarios más cercanos como el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Otros, en cambio, se enteraron sobre la hora. Tedesco fue convocado el miércoles a la Rosada. A Ocaña la llamaron esa noche mientras se encontraba en Cuba participando de un congreso anticorrupción. “Fue el mismo mecanismo que en el 2003”, recordaban en Gobierno.
Meses atrás el panorama era muy distinto. Junto con la decisión de Néstor Kirchner de no presentarse a la reelección prevalecía la idea de realizar un cambio profundo si Cristina Kirchner ganaba. De a poco, los hombres de su entorno fueron cambiando de parecer. Alberto Fernández, que juraba que se quería ir con Kirchner, reconvino seguir. Luego llegó el consejo desde el otro lado de la cordillera: los socialistas chilenos contaron del mal arranque de gestión que había tenido Michelle Bachelet, en buena medida por su decisión de no conservar a ningún funcionario de la exitosa gestión de Ricardo Lagos. El resultado del 28 de octubre terminó por alterar la ecuación: los Kirchner interpretaron que la gente había hecho una masiva apuesta a la continuidad, por lo que antes se planteaba como cambio de raíz pasó a ser un cambio selectivo.
Con Peirano fuera, el Ministerio de Economía se convirtió en uno de los principales casilleros a llenar. Aunque el nombre de Lousteau, de 36 años, se había barajado en la última semana, su designación fue tal vez la mayor sorpresa del nuevo gabinete. La responsabilidad de su designación se la adjudicaban al jefe de Gabinete. “Es un poco su padrino. Lo conoce desde hace muchos años y por lo menos una vez por mes se juntan a cenar”, contaban cerca de Alberto Fernández.
El jefe de Gabinete le acercó la idea a Cristina Kirchner, que había conocido a Lousteau en un viaje a España y también le había caído en gracia.“Un joven brillante que ha dado la economía”, lo definió Fernández, quien suele hablar maravillas de la labor de Lousteau al frente del Banco Provincia. Forjado en la escuela a la que reportan Roberto Lavagna y Javier González Fraga, Lousteau se considera “un keynesiano”. En la Rosada le ponderan sus soluciones imaginativas. “Tira mil ideas por minuto”, aseguraban.
Otro bonaerense que llegó al gabinete fue Florencio Randazzo, que ocupará la cartera de Interior. Como ministro de gobierno de Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires, Randazzo armó la relación del Ejecutivo con los intendentes. Aquí, se espera que haga algo parecido con los gobernadores y los municipios. “Es un tipo joven que se supo ganar la confianza de Kirchner, siempre actuó de nexo entre la provincia y la Nación y lo hizo muy bien”, explicaban en Gobierno.
Pero Randazzo llegará a un ministerio con menos atribuciones ya que Aníbal Fernández se trasladará a Justicia junto con el manejo de las fuerzas de seguridad. La designación de Fernández fue otra novedad, porque se especulaba con que pasara a Defensa en lugar de Nilda Garré, finalmente confirmada en su cargo. “La idea básica es retomar el programa de seguridad como un todo, que incluya la administración de justicia”, sostenían en la Casa Rosada. En verdad, lo que se privilegió fue el buen manejo que consiguió Fernández sobre la Policía Federal.
Como anticipó ayer Página/12, la continuidad de Jorge Taiana en Cancillería, de Carlos Tomada en Trabajo y de Alicia Kirchner en Desarrollo Social ya estaba resuelta.
La última sorpresa que se guardó el Gobierno fue la de separar la cartera de Educación creando el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que quedará a cargo de Barañao, actual titular de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica.
El nuevo gabinete generará algunos cambios en el Congreso. Graciela Ocaña debía reemplazar a Cristina Fernández de Kirchner como senadora por la provincia de Buenos Aires. Que Ocaña ahora vaya a Salud significa que esa banca será para el segundo suplente, el actual embajador en Francia, Eric Calcagno, lo que podría generar alguna controversia a propósito del cupo femenino. Ciertas versiones indicaban que en la embajada que dejará libre Calcagno recalaría Felipe Solá, aunque en la Casa Rosada anoche lo ponían en duda. Carlos Tomada, en tanto, electo diputado en Capital, le dejará su lugar al tercero en la lista, Juan Carlos Dante Gullo. Por otro lado, en Gobierno informaban que aún debían resolver las designaciones en las secretarías que dependían de Presidencia. Si Cristina Kirchner daba su consentimiento, todo indicaba que José “Pepe” Nun seguiría al frente de la Secretaría de Cultura y que Enrique Meyer continuaría en Turismo.
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