Carlos Alberto Farnos es un hombre de confianza del Momo Venegas. Cuando fueron trasladados los restos de Perón a la quinta de San Vicente el 17 de octubre de 2006 y el acto transcurría en medio de una batalla campal, el guardaespaldas del secretario general de las 62 Organizaciones estaba allí, muy cerca del palco, mientras su jefe discurría ante la multitud sobre la “unidad del movimiento obrero”.

Farnos es el mismo que la noche del 8 de mayo de 1978 participó del crimen de la prostituta Mirta Godoy, en lo que se recuerda como el caso Pesic. Este apellido es el del marinero yugoslavo que quedó involucrado en el asesinato cometido en el bar Elsa de Necochea, y a quien en principio se sindicó como culpable. Milivoje Pesic pasó cinco años preso en las cárceles bonaerenses por un asesinato que no cometió.

Lo detuvieron después de que quisiera interponerse entre Godoy, su compañera Rafaela Villavicencio y dos clientes del burdel que, minutos después de cometido el homicidio, habían escapado. A lo largo de un juicio plagado de arbitrariedades, Pesic no pudo hacer pesar su falta de antecedentes penales ni consiguió que la presión internacional conmoviera a las autoridades de la dictadura militar. El fallo de los jueces lo condenó a 16 años de prisión, de los cuales cumplió casi un tercio. El marinero abandonó por buena conducta la cárcel de Azul en 1983 y retornó a su país. Pero ese mismo año, en España, se empezó a conocer lo que había sucedido aquella noche con Mirta Godoy cuando detuvieron a una banda de ladrones argentinos que integraban, entre otros, Farnos y Juan Hankel.

Los dos confesaron su responsabilidad en la muerte de la mujer y el caso se reabrió. Farnos, quien fue noticia de tapa en Ecos Diarios de Necochea en un par de oportunidades, había huido de la cárcel en España en 1989 y se mantuvo prófugo hasta que Interpol lo detuvo en Mendoza cuatro años más tarde. En 2007, durante la campaña electoral de octubre, los adversarios políticos de Venegas en la ciudad balnearia lo denunciaron por patotero. Y para dar fe de su conducta violenta, le adjuntaron aquellas páginas del diario con títulos que decían “El delincuente Carlos Farnos fugó de una prisión en España” o “Interpol detuvo a Farnos en Mendoza”.