“El Palacio de Justicia es el único edificio público donde cualquiera puede entrar con cualquier cosa y nadie lo revisa. No hay sistema de seguridad. En esa mochila que tenés ahí, podés traer una bazooka y nadie se entera. Hay tipos que traen bolsos grandotes porque se supone que después van a jugar al tenis. ¿Alguien sabe realmente lo que traen?”, advierte Carmen Argibay. A partir del año próximo, anuncia, habrá un sistema de vigilancia que se instalará como parte de una serie de reformas, que incluirán también la adaptación de baños para que los usen las mujeres. Ultimamente, la jueza se ha vuelto experta en detectar problemas jurídico-arquitectónico-estructurales. “Nos han hecho unos tribunales orales maravillosos, pero se olvidaron de hacer salas de testigos. Se supone que los testigos tienen que estar aislados para que su declaración no esté contaminada. Si están en el pasillo, ¿cómo se les impide el contacto con otra gente? Por más que haya un policía ahí parado, es imposible. Si hay testigos mujeres, deberían tener dónde dejar a sus niños. Tampoco hay lugares para los detenidos, que no deberían permanecer en la sala en los cuartos intermedios. Otro tema: faltan salas de audiencia. Tendría que hacerlas el Consejo de la Magistratura, pero sólo se dedican a pelearse entre ellos. Las necesitamos ya, no dentro de diez años”, se despacha. Argibay se ha puesto al frente de estos reclamos, e incluso del proyecto para la construcción de una nueva Morgue Judicial. “Nunca hubo un edificio planificado para la morgue, ésta es la primera vez.” Se llamará, a pedido de la jueza, Instituto Técnico Judicial Cecilia Grierson, por la primera médica argentina. Allí también funcionarán el Equipo de Antropología Forense, el de Toxicología y otras ramas de investigación. El miércoles, la Corte firmará un acuerdo con la Sociedad de Arquitectos, se llamará a concurso y de acuerdo a los plazos fijados la sede, que se construirá al lado de los tribunales de Comodoro Py, debería estar lista en dos años.