Néstor Kirchner estuvo ocho minutos en la capilla ardiente instalada en el Salón Azul del Senado. Se paró al lado del ataúd y miró en silencio hacia la figura conocida de tantos discursos memorables. Todo estaba dispuesto para que fuera imposible no mirar hacia el centro de la sala. En la despedida no podían faltar la banda presidencial y el bastón de mando. Kirchner conversó con el ex diputado radical Marcelo Stubrin. Al rato, el titular del PJ se retiró a una dependencia contigua, el Salón Illia, donde saludó a la familia de Raúl Alfonsín. Abandonó el Congreso unos veinte minutos después. Antes de irse respondió a las preguntas de los periodistas. “Alfonsín decía lo que pensaba, era un militante político que defendía con fuerza sus ideas. Fue un verdadero ejemplo”, subrayó Kirchner.

En sus elogios a Alfonsín, el titular del PJ incluyó dos revelaciones. Dijo que el día de su asunción, el 25 de mayo de 2003, Alfonsín le había advertido sobre probables resistencias. “A vos te van a atacar los mismos sectores conservadores que me atacaron a mí”, fueron las palabras de Alfonsín según el relato de Kirchner. El santacruceño también confió que durante su mandato como presidente solía conversar por teléfono con el ex jefe de Estado radical. “A Alfonsín le gustaba opinar, y a veces me llamaba o yo lo llamaba a él”, reveló. “A veces me decía ‘nene, acordate de Chascomús’”, recordó con una leve sonrisa. Nacido en Chascomús, Alfonsín siempre pugnó por obtener inversiones para la ciudad de la famosa laguna. Kirchner recordó que en 2003 ambos asistieron a la reapertura de una fábrica de vagones ferroviarios, la planta Emeta.

Después de pasar por la capilla ardiente, Kirchner se quedó un rato en el Salón Illia. Allí saludó a los familiares con especial atención. Luego siguió su camino hacia una pequeña sala que funciona como el comedor de la presidencia del Senado. En ese lugar se encontró con el hijo de Alfonsín, quien aspira a seguir los pasos de su padre (pretende ocupar una candidatura por la alianza de la Coalición Cívica y la UCR). Junto al heredero de la sangre gallega estaba el vice Julio Cobos. Como presidente del Senado, Cobos podía ser considerado como uno de los anfitriones del velatorio. Alrededor de Kirchner y Ricardo Alfonsín se había formado un círculo que hacía comentarios e intercambiaba anécdotas sobre el líder radical. En un momento se acercó Cobos. Los funcionarios que acompañaban a Kirchner fueron entonces testigos de una imagen que parecía imposible. Kirchner y Cobos se saludaron con un beso en la mejilla, el santacruceño acompañó el saludo con una palmada en el hombro del mendocino.

El contacto entre Kirchner y el vicepresidente fue observado por varios dirigentes radicales que acompañaban al hijo de Alfonsín. Fueron testigos Stubrin, el ex vicecanciller Raúl Alconada Sempé, el siempre influyente Enrique “Coti” Nosiglia, los ex diputados Marcelo Bassani y Jesús Rodríguez, entre otros cuadros de lo que supo ser la Junta Coordinadora Nacional. Junto a Kirchner estaban varios ministros y legisladores, entre ellos Alicia Kirchner, Nilda Garré, el jefe del bloque del FPV en Diputados, Agustín Rossi, y la vicepresidenta de la Cámara, Patricia Vaca Narvaja. Kirchner había llegado al Congreso con una delegación muy reducida. Se bajó del auto acompañado por el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa.

La llegada de Kirchner generó bastante revuelo entre los curiosos y admiradores de Alfonsín que pugnaban por ingresar al Congreso. Hubo corridas de fotógrafos y comentarios indignados de familias de extracción radical a las que la custodia del Parlamento vedaba el paso por los accesos exclusivos. La delegación entró por Combate de los Pozos. Luego hizo un largo recorrido que comenzó en la presidencia de Diputados, pasó por el recinto y siguió por el Salón de Pasos Perdidos hasta llegar al Salón Azul.

La primera interpretación sobre el recorrido de Kirchner fue que quería evitar un encuentro con Cobos. El saludo con el vice pareció desmentirla. Kirchner aprovechó el paseo para interiorizarse de las instalaciones del Congreso. “Vas a tener que ir aprendiendo qué son estos lugares”, le comentó Vaca Narvaja. Kirchner nunca fue ni senador ni diputado. Es muy probable que este año cambie esa condición, si finalmente es candidato a diputado. En ese caso habrá qué ver cómo serán sus discursos en el recinto. El promete seguir con su postura de “defender las convicciones”, una característica que dice compartir con el fallecido jefe de Estado radical: “Alfonsín decía lo que sentía, lo mismo que me pasa a mí y por lo que me siento identificado”.