EL PAíS › BLEJER ESPERA LA SALIDA DE REDRADO

En el banco

El Gobierno confirmó a Blejer para el Central. El economista aceptó, pero aguarda el fin del conflicto.

 Por David Cufré

“El lunes vuelvo a la Argentina y confío en que para entonces todo esto se calme. Mientras tanto no voy a hablar. No voy a confirmar ni a desmentir nada”, contestó Mario Blejer a la consulta de Página/12 sobre si aceptó el ofrecimiento del Gobierno para ocupar la presidencia del Banco Central. El economista se encuentra en Francia por cuestiones profesionales. El ministro de Economía, Amado Boudou, se comunicó con él ayer por la mañana –eran las 5 en Argentina– para confirmarle que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo había elegido para reemplazar a Martín Redrado, una decisión que se venía analizando en firme desde el último lunes. Blejer respondió que lo consideraba un honor y que asumiría el cargo en cuanto estuviera vacante. “Yo no voy a salir a pelearme por el sillón. Cuando esté libre me subo”, avisó. “Es como con los directores técnicos, hay que esperar que se vaya uno para que llegue otro”, bromeó anoche Boudou, en declaraciones televisivas.

Sin embargo, en el Gobierno no se toman el tema a risa. Les preocupa la presión que pueda ejercer la oposición sobre su candidato a la jefatura del Central, con amenazas de juicios si llegara a “entregar” las reservas al Tesoro. A Blejer ya le tocó ser presidente del organismo en un momento de convulsión política –aunque no hay punto de comparación con el actual, ya que fue entre enero y junio de 2002 y su tema era el corralito y los cacerolazos a las puertas de bancos blindados– y la eventualidad de repetir experiencias traumáticas podría desalentarlo a volver por la revancha.

Ayer por la tarde –cerca de la medianoche en Francia– Boudou volvió a llamarlo para transmitirle tranquilidad y de paso tantear si seguía firme en su convicción de tomar el cargo cuando Redrado se vaya. Blejer le dijo que sí, pero ambos saben que el escenario es demasiado confuso y demasiado cambiante como para asumir compromisos inamovibles. Hace dos semanas, en declaraciones radiales, Blejer se manifestó de acuerdo con utilizar reservas del Central para pagar deuda. “La idea de tener un fondo de garantía que logre bajar el costo del crédito y aumentar la confianza, si están los recursos para hacerlo, es loable”, afirmó. “Usemos los recursos que tenemos para mostrar que la voluntad y la capacidad de pago están. Además, este año van a sobrar reservas”, argumentó.

Desde que Cristina ganó las elecciones de 2007, Blejer fue siempre candidato para puestos de relevancia. Se lo mencionó para el Ministerio de Economía en el primer gabinete y como probable sucesor de Martín Lousteau y Carlos Fernández en 2008 y 2009. Su nombre también estuvo en danza para el Banco Central. Finalmente tomó un contacto más formal con el Gobierno cuando lo designó como director por el Estado en el Banco Hipotecario. Y esa relación adquirió todavía más “institucionalidad” con el desembarco de Boudou en Economía, quien lo ubicó como asesor externo permanente.

Doctor en Economía de la Universidad de Chicago, Blejer es una figura confiable para el establishment. Las principales cámaras patronales lo tienen como hombre de consulta y lo llevan a sus seminarios. Su pasado como funcionario del FMI durante 21 años es para ellos una garantía. Estuvo allí entre 1980 y 2001, hasta alcanzar el cargo de vicedirector del departamento para las regiones Asia y Pacífico. A mediados de 2001 volvió al país de la mano de Domingo Cavallo, quien lo promovió como vicepresidente del Banco Central tras la expulsión de Pedro Pou como presidente. En enero de 2002, luego de la ruleta de presidentes, Eduardo Duhalde lo ascendió a jefe de la autoridad monetaria. Y se fue de allí tras una pelea con el entonces ministro Roberto Lavagna, que proponía una salida diferente para el corralito.

En su carta de renuncia de aquel entonces, Blejer hizo hincapié en “la independencia del Banco Central”, y alertó que tal condición “se ha visto reiteradamente debilitada en los últimos tiempos”. “La autonomía del BCRA hace a la esencia misma de la autoridad monetaria y es un instrumento imprescindible para restablecer la confianza en el sistema. Dado que la crisis actual es, sin duda, una crisis de confianza, éste es el momento de fortalecer la independencia de la institución y no de someterla a presiones interesadas”, sostuvo el economista.

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“Yo no voy a pelearme por el sillón”, le dijo Blejer a Boudou.
 
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