Domingo, 9 de mayo de 2010 | Hoy
EL PAíS › CóMO MACRI MANIPULA LOS HECHOS PARA DESPEGARSE DE LA CAUSA
Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
Mauricio Macri hizo un gran esfuerzo para convertir su indagatoria en la causa del espionaje en un acontecimiento político y despojarlo de su carácter judicial, que lo tiene como sospechoso de participar en una asociación ilícita. Para eso, montó un operativo de comunicación para instalar una versión de la trama de las escuchas basada en datos reales, pero distorsionados o sacados de contexto, orientados a cuestionar al juez, a culpabilizar a las víctimas y acusar al gobierno nacional.
Primero entregó un descargo de ese tenor al juzgado con la esperanza de evitar el interrogatorio propiamente dicho. Como no lo logró, la mayoría de sus respuestas consistieron en repetir “me remito al escrito” y otras frases llamativas viniendo de un mandatario: “No me interesan las escuchas” y “¿me van a seguir haciendo perder el tiempo?”. Después repartió el escrito a los medios, lo colgó en la página web del PRO y lo resumió en una conferencia de prensa. Al día siguiente mandó a testear los efectos de su discurso con una encuesta telefónica en la que preguntaba al encuestado si cree que el juez Norberto Oyarbide es corrupto, si considera que Macri es inocente y si piensa que el kirchnerismo fue el instigador de su acusación. Según hizo trascender, muchos creyeron su historia. Aquí, un cruce entre su repertorio y lo que dice el expediente.
- Macri dice: No sé de qué me acusan. Macri dice que no sabe de qué se lo acusa y que el juez no le explica. Sin embargo, eso surge de su llamado a indagatoria, donde se señala que se habría valido de los servicios de una asociación ilícita dedicada al espionaje que tenía como figuras centrales a dos personas vinculadas al gobierno porteño: el ex jefe de la Policía Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios, y el ex policía Ciro James era aspirante a un cargo directivo en la nueva fuerza. James ya estaba nombrado como asesor en asuntos legales del Ministerio de Educación porteño, aunque nunca firmó un dictamen ni existe siquiera un trabajo escrito por él en la repartición, a la que ni siquiera concurría. A Macri se le atribuye la escucha a Sergio Burstein, un integrante de Familiares de las Víctimas del atentado a la AMIA, crítico de la designación de Palacios en la policía, y la pinchadura a su propio cuñado, Daniel Leonardo. La Cámara Federal fue la que le indicó a Oyarbide que apuntara hacia posibles responsables políticos en la estructura. Es decir, no es cierto que no se lo acusara de nada y que todo era un invento del juez.
- Macri dice: Para qué iba a escuchar a Burstein cuando Palacios ya había renunciado. A Burstein, argumenta Macri, lo empezaron a escuchar cuando Palacios ya había renunciado. El Fino dejó el cargo el 25 de agosto y la grabación comenzó a hacerse el 21 de septiembre. Lo que el jefe de Gobierno omite decir es que la pinchadura estaba pedida desde los primeros días de agosto, cuando se lo hizo figurar a Burstein como falso sospechoso en la investigación de un homicidio en la provincia de Misiones, adonde no iba desde hacía veinte años. Finalmente fue ordenada el 10 de agosto por el ex juez Horacio Gallardo, destituido y detenido por esta historia. La SIDE no concretó la conexión en ese momento porque no tenía “canales” disponibles. Los investigadores creen que lo que podía despertar más interés de escuchar a Burstein, tanto para Palacios como para Macri, era su conocimiento de lo que ocurría en la causa por las irregularidades de la investigación del atentado a la AMIA y la situación del Fino en ese expediente. Eso explicaría, además, por qué de las seis líneas de teléfono a su nombre le “tomaron” la que usaba para hablar del caso AMIA con el fiscal Alberto Nisman. La escucha se ordenó en una etapa decisiva sobre la situación de Palacios en la causa por el encubrimiento del atentado. Fue procesado los primeros días de octubre.
- Macri dice: James estaba contratado en Educación antes de escuchar a mi cuñado. Según Macri no se puede decir que la designación de James en el Ministerio de Educación haya sido la compensación por escuchar a su cuñado porque, si bien firmó el contrato una semana después de que comenzara la pinchadura a Leonardo, su nombramiento era retroactivo al 16 de marzo. Leonardo, según figura en el expediente, tuvo el celular intervenido entre el 23 de mayo y el 22 de junio de 2008. La designación no fue publicada en el Boletín Oficial. Empezaron a pagarle sus seis mil pesos mensuales a fines de mayo, cuando ya habían corrido unas cuantas horas de grabación a Leonardo, que James retiraba de la SIDE. La retroactividad, para el juzgado, en todo caso confirma una relación previa del espía con el gobierno porteño. Por esos días Palacios ya trabajaba en el armado de la Policía Metropolitana. Para el juez y los investigadores, su relación de largos años con Macri, que incluso lo nombró jefe de seguridad durante su presidencia en Boca, hace difícil creer que no hubiera algún guiño para espiar a Leonardo.
El jefe de Gobierno dice que nunca tuvo “el más mínimo interés” en saber de qué hablaba por teléfono su cuñado parapsicólogo. Leonardo, casado con Sandra Macri, declaró bajo juramento que está convencido de que lo mandó a espiar su suegro Franco Macri, pero que lo hizo con ayuda de Mauricio. Dijo que todo tenía que ver con la fortuna familiar y que su suegro le ofreció dinero para alejarlo de su esposa en una época en que ella estaba muy mal de salud. Franco acusó públicamente a Leonardo de “cazafortunas” y admitió que lo mandó a investigar, pero no precisó cómo.
Las desgrabaciones de las escuchas sugieren que espiaban a Leonardo para dejar en claro algunos aspectos de su sexualidad y después forzar el divorcio. Cuando James las retiraba de la SIDE iba directo, o con alguna breve escala, a un domicilio en Barrio Parque o aledaño a donde vive Macri. Así lo reveló la ubicación de su celular.
- Macri dice: James y Palacios no tienen nada que ver entre sí. Según la construcción de los hechos que hace Macri, no existe relación entre James y Palacios. A James –a quien insiste en que no conoce– lo vuelve a mencionar como un presunto enviado de la Policía Federal, con el argumento de que cuando lo contrataron en Educación “omitió” decir que era agente de inteligencia de esa fuerza, de donde conocía a Palacios. Y si James tiene que responder por el espionaje, dice el líder de PRO, sólo debe hacerlo “a título personal”, ya que según su teoría “ningún otro funcionario porteño tuvo conocimiento de esa actividad”. En todo caso, sostiene, habría que apuntar a la Federal. De Palacios, repite su viejo discurso de que era el policía más galardonado y agrega que no tenía “motivos” para “sospechar siquiera” que tenía una agencia de seguridad y pinchaba teléfonos. Pero no pide que lo investiguen.
En el expediente sobran evidencias de la estrecha vinculación entre James y Palacios –ambos presos–, empezando por 200 llamados que intercambiaron entre julio y septiembre y otros tantos (más espaciados) en meses anteriores. Además, se detectó que muchas veces hablaban justo antes y después de que James retirara cintas de la SIDE, un esquema que se ve nítidamente con la escucha a Burstein, en la que Palacios evidentemente tenía interés personal. También surge con las pinchaduras al empresario televisivo Carlos Avila y al gerente de Coto Rodrigo Blas Velasco. Y hasta se estableció una secuencia en la que hicieron llamados de prueba a la AMIA, como si quisieran pinchar sus teléfonos, algo que no concretaron. A todo esto se suma que James pasaba muchas horas en el edificio de la Metropolitana, según revelaron las antenas de Nextel por la ubicación de su celular. Palacios tuvo que admitir ante la Justicia, y lo hizo en declaraciones a los medios, que él recomendó a James.
En la causa quedó acreditado que James era enviado por Palacios a reuniones con funcionarios como representante de la Metropolitana, donde ni siquiera estaba nombrado, con otro ex policía, Roberto Ontiveros, que tampoco estaba nombrado. Los tres se conocían de haber trabajado juntos justamente en Misiones, de donde salían las órdenes judiciales para dar aspecto de legalidad a las escuchas, en asuntos de la Unidad Antiterrorista. Un testigo importante, el secretario de Política Criminal del Ministerio Público porteño, Agustín Gamboa, contó ante Oyarbide que tuvo una reunión con James y Ontiveros, que estaban a cargo del área de investigaciones de la Policía porteña.
- Macri dice: Palacios tenía una relación “técnica” con el Gobierno. Macri intenta mostrar que el vínculo que tenía Palacios con su administración era meramente formal, “funcional” y “técnico”. Y dice que reportaba exclusivamente al ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, también imputado. Sin embargo, Macri defendió el nombramiento de Palacios diciendo que podía dar fe de las “calidades y cualidades” por haber trabajado con él varios años, sobre todo después del secuestro de su hermana Florencia, en 2003, en cuya investigación intervino el Fino. “Tengo que tener a una persona a la que le entrego a mis hijos”, insistía para sostener su designación. Curiosamente Montenegro se resistía al nombramiento de Palacios. Y hay otro hecho categórico: Macri sigue defendiendo al Fino hasta hoy, pese a su procesamiento en el caso AMIA y, sobre todo, pese a que está totalmente comprobada la existencia de las escuchas telefónicas realizadas por un hombre con el que se comunicó 200 veces. En el escrito presentado ante el juez, Macri destroza a Ciro James, pero sigue defendiendo a Palacios.
- Macri dice: Palacios tuvo respaldo de la colectividad judía. Macri dice en su escrito que la Embajada de Israel y miembros de la colectividad judía avalaban la designación del Fino. El respaldo existió de parte de un puñado de personas sueltas, pero no hubo una aprobación institucional de la DAIA y la AMIA, que incluso le dijeron al jefe de Gobierno que debía haber esperado a que se resolviera su situación procesal en la investigación del atentado terrorista. A su vez, hubo todo un sector que no fue recibido por Macri, entre ellos los Familiares de las Víctimas, agrupación que integra Burstein, a quienes les suspendieron la audiencia a último momento. Memoria Activa hasta juntó firmas contra la designación de Palacios.
- Macri dice: El origen de la causa es dudoso. “Decile a tu papá que el Fino Palacios lo está escuchando”, dijo una voz anónima, cuando la hija de Burstein atendió el teléfono. Burstein estaba en Estados Unidos. Había viajado a la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Cristina Kirchner se referiría a Irán y al atentado a la AMIA. Así fue que, pese a que él dudaba si hacer o no una denuncia, finalmente le dio el visto bueno a su familia, que la presentó en una comisaría. El juzgado de turno era el de Oyarbide. Macri sugiere que todo estuvo planeado y pone en duda la propia existencia de la llamada anónima con una explicación falaz. “No se sabe si existió”, indica. Dice que en los comprobantes que se recabaron del locutorio identificado como el origen de la llamada, figura que alguien discó un número de teléfono casi igual al de la casa de Burstein, pero no el de su casa. Pero al parecer sus abogados defensores no revisaron todas las pruebas, porque el escaneo completo de llamados que se hicieron desde esas cabinas mostró que sí había uno a la línea de Burstein, sólo que al parecer el anónimo se había equivocado al discarlo por primera vez. El jefe de Gobierno acota que si la llamada existió “no fue casual”, y que la SIDE habría elegido el momento para dar ese aviso y desatar el escándalo. Lo que le daría algún relieve a esa óptica es el armado de una causa falsa, con una acusación falsa. Y la realidad es que la trama del espionaje ilegal está totalmente comprobada, con hechos asombrosos: la intervención de jueces comprados en Misiones, las órdenes para que la propia SIDE hiciera las escuchas, y el hecho de que las cintas fueran retiradas personalmente por Ciro James. Y la actuación de Oyarbide –un juez que concentra gran número de causas a favor y en contra del gobierno nacional– tiene el visto bueno en un fallo de sus superiores de la Cámara Federal.
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