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Por M. P.
Desde Mendoza

Atrapado entre las multitudes que se le tiran encima, Néstor Kirchner parecía otra vez en su salsa. Sonriente, de nuevo en contacto con la gente, el Presidente hizo ayer su primer viaje tras la dolencia estomacal que lo mantuvo lejos de abrazos, saludos y besos. En la comitiva oficial, el viaje a Mendoza sirvió también para probar la popularidad de Kirchner tras dos semanas bastante complicadas para el Gobierno. La gente saludaba desde los costados de la ruta, afuera del auditorio –donde esperaban grupos organizados del kirchnerismo y piqueteros de la FTV– y dentro del salón. “Estoy haciendo el ablande”, comentó Kirchner a Página/12 mientras tomaba aire y descansaba de los apretujones clásicos de todo acto.
Aunque hacía casi dos semanas que no viajaba al interior, Kirchner se movió con la naturalidad de quien conoce de memoria lo que tiene que hacer. Saludó desde la ventanilla de la Trafic, bajó cada vez que veía un grupo numeroso al costado de la ruta y se metió entre los manifestantes que gritaban “Néstor/ Néstor” en la entrada de la sala de convenciones. Entre los que gritaban a favor, muchos con pecheras de ATE y la CTA, también había maestros del gremio docente que reclamaban “aumento salarial”. “Nosotros no venimos a aplaudirlo”, explicó a este diario una delegada del Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación (SUTE).
Entre los grupos que lo vivaban –la mayoría vecinos de Las Heras, a la que en Mendoza llaman “la capital del peronismo”–, también se escuchaban reclamos desencajados, aunque no iban personalizados al Presidente. “Queremos aumento salarial”, “En Mendoza estamos cagados de hambre”, gritaban dos desocupados que estaban mezclados entre los militantes del PJ. En la comitiva oficial, acompañando a Kirchner, estaban los ministros Roberto Lavagna –un invitado poco frecuente para este tipo de viajes–, Aníbal Fernández, Julio De Vido y Alicia Kirchner. “Lavagna vino porque había que firmar el Convenio de Ordenamiento Fiscal (COF) con Mendoza”, explicó a Página/12 uno de sus pares en el gabinete.
La presencia del ministro de Economía había despertado curiosidad entre los periodistas, en especial por los tironeos que caracterizan a su relación con Kirchner. Pero para los mendocinos, el centro de atención fue el Presidente: era la primera vez que visitaba la capital provincial desde que llegó a la Casa Rosada. La visita no alteró demasiado el ritmo de la ciudad, aunque por donde pasaba la comitiva se veían sonrisas y saludos. Así fue en la residencia universitaria de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Mendoza, donde un grupo de estudiantes secundarios se empujaba para tocar la mano del Presidente. Envuelto en la furia adolescente, Kirchner parecía demorarse a propósito, como si disfrutara.