En marzo de 1975, en la edición 67, El Caudillo anuncia que deja de publicarse porque “se han acabado los días de las palabras. AHORA VENDRAN TIEMPOS DE HECHOS”. Para una publicación que afirmaba que “las palabras son hembras, los hechos son machos” y que se definía como parte del “ejército combatiente del nacionalismo”, el cierre era un llamado a la violencia. No extraña que su consigna fuera “El mejor enemigo es el enemigo muerto”. Y que el cierre de la revista coincidiera con el aceleramiento de los crímenes de la Triple A.

“En el país hay una revolución pendiente que recién ha comenzado a realizarse”, explica Felipe Romeo en el editorial de despedida. “Esta revolución, como lo dijo Perón, se podrá realizar con tiempo o con sangre. Estamos firmemente convencidos de que el enemigo no nos quiere conceder el tiempo necesario. De ahí surge nuestra tercera divisa, que horrorizó a muchos hipócritas, que hoy levantamos más en alto que nunca: EL MEJOR ENEMIGO ES EL ENEMIGO MUERTO”.

Probablemente las razones del cierre de El Caudillo fueran más prosaicas. Para marzo de 1975 a López Rega le quedaban exactamente cuatro meses en el gobierno y es probable que Romeo ya no supiera cómo navegar las contradicciones entre sus patronos ministeriales y sus apoyos sindicales. También por esas fechas se da el curioso incidente del teniente de Granaderos que, por casualidad, se encuentra en la redacción de Romeo en la avenida Figueroa Alcorta, ve un verdadero arsenal y escucha que es una base operativa de la organización de José López Rega (ver nota aparte).

Para el 15 de octubre de ese año, sin embargo, reaparece El Caudillo, explicando que lo hace para ser “la UNICA VOZ clara que rompa con el coro unánime y canallesco de la prensa sinárquica”. Los avisos son ahora diferentes: la UOM, la municipalidad de Buenos Aires, los diputados verticalistas. Como para atajarse, la revista aclara que es financiada por “500 compañeros” que aportan. De hecho, El Caudillo hasta publica su nueva dirección de Lavalle 1942 para que se acerquen los que quieran colaborar económicamente.