–Los industriales plantean que para aumentar la oferta de bienes se necesita un banco de desarrollo al estilo brasileño.

–Nuestro concepto es que debe haber financiamiento a largo plazo a tasas razonables, que nos permita equiparar las condiciones que ofrecen los países desarrollados o aquellos con incentivos financieros muy agresivos, donde el rol del Estado es muy fuerte, como en el caso de Brasil.

–¿Su intención es avanzar hacia un banco de desarrollo?

–Es avanzar con el criterio de generar facilidades para la inversión, en términos de tasas y plazos, con una política agresiva de garantías. El apoyo en materia financiera, que consideramos central para el desarrollo de la inversión, no puede estar sustentado en ningún tipo de flexibilización de lo que son las garantías de los créditos. Es una tarea que iremos realizando. El objetivo es complementar el desarrollo del sistema financiero privado con instrumentos públicos consistentes, de alargamiento de plazos, que garanticen el recobro de los préstamos.

–Para evitar lo que ocurrió con el Banade.

–Para que no pase lo que puede suceder en cualquier época, no solamente la del Banade: que se desvirtúen los instrumentos cuando en realidad se trata sólo de la consistencia y de la transparencia en la administración. Lo que se debe privilegiar es el financiamiento a largo plazo y a tasas razonables para proyectos de inversión de sectores estratégicos, tanto en términos de suministro de bienes como de desarrollo regional. Insisto, se deben facilitar plazos y tasas y no flexibilizar las garantías de recupero de los préstamos.

–¿Qué lugar ocupa el Banco del Sur en este esquema?

–El Banco del Sur es complementario y parte de una nueva lógica que Argentina desarrolla internamente y en el Mercosur. Es una lógica heterodoxa de desarrollo, con instituciones que se van recreando para acompañar esa voluntad política. El Banco del Sur aportará lo suyo en proyectos productivos locales y regionales, en infraestructura y en energía. El Banco acompañará los fondos de financiamiento para las economías de menor tamaño relativo como Uruguay y Paraguay. Es empezar a sincerar las necesidades de compensaciones que generen un desarrollo integral del Mercosur. Se terminó el Mercosur neoliberal, donde la eliminación de aranceles era una política en sí misma.

–¿Se va a liberar el mercado automotor con Brasil?

–No, hemos señalado claramente que no avanzaremos en el libre comercio. Con Brasil nos pusimos de acuerdo en la posibilidad de fijar limitaciones de importaciones en los sectores más sensibles.