Mientras la Justicia redactaba la intimación al Bauen, en la Facultad de Filosofía y Letras trabajadores de empresas recuperadas y académicos discutían en un encuentro los límites y potencialidades de la autogestión. Las jornadas fueron convocadas por el programa Facultad Abierta y reunieron desde el jueves hasta ayer a delegaciones de Uruguay, Cuba, Brasil, Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica. El de las empresas sin patrón fue uno de los temas centrales.

“La gran mayoría de las fábricas recuperadas nacen con grandes limitaciones. Surgen como hechos de resistencia frente a los procesos de desindustrialización, cuando las trabajadores las reabren tienen que arrancar desde la nada, quedan después sometidas a reglas impuestas desde afuera, las del mercado. Sin embargo, consiguen consolidarse e innovar. Nosotros utilizamos el concepto de innovación social para describir lo que hacen, porque la expresión ‘innovación tecnológica’ no alcanza. ‘Innovación social’ señala que son empresas que abren sus puertas al barrio, por ejemplo con bachilleratos populares o centros culturales, que se vinculan con movimientos sociales y que hacia adentro cambian las relaciones entre los trabajadores. Esta innovación es para nosotros de una importancia enorme; no queremos que los debates sobre estos temas queden restringidos al interior de las fábricas, porque son una clave para reflexionar sobre nuestra sociedad y las formas de cambiarla”, señaló Andrés Ruggeri, del Programa Facultad Abierta de FyL, en una de las mesas del encuentro.

En el panel participaron Fabio Resino, del Bauen, Cándido González, de la Cooperativa Chilavert, Mario Barrios, de la Asociación de Trabajadores Autogestionados de la CTA, Carlos Martínez, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y el dirigente sudafricano Derrick Naidoo.

El Bauen no había recibido todavía la mala noticia del fallo de la jueza Hualde, pero en la mesa ya había preocupación por las presiones judiciales sobre las recuperadas. El representante de la Cooperativa Chilavert mencionó el reciente juicio oral por usurpación contra 14 integrantes de Gráfica Patricios. El proceso terminó con la absolución de los trabajadores, pero encendió una señal de alarma. “El día de la sentencia había muy poca gente de otras empresas recuperadas en los tribunales, como si a ellos no los afectara –planteó Martínez–. En el 2001 y 2002 teníamos presente que si tocaban a una, tocaban a todas. Ahora nos olvidamos, y lo hacemos en el peor momento.” Martínez aludía al fortalecimiento del macrismo: “Van a tener 28 legisladores; si era difícil antes, imagínense ahora. Con que dos se vayan a dormir la siesta ya tienen mayoría”.

Resino, del Bauen, coincidió en que el “mejor escudo” frente a las presiones es “relacionarse con otros sectores”. Por eso en el Hotel “decidimos ceder un lugar a todas las luchas de los trabajadores”. Mario Barrios, de la CTA, habló de la falta de una política de Estado para el sector. “Necesitamos una ley que reconozca esta nueva forma de trabajo que es la autogestión. Estamos convencidos de que al pleno empleo no se vuelve más y queremos normas que nos protejan. Hoy somos ilegales, no podemos formalizar las expropiaciones, no sabemos cómo nos vamos a jubilar, no podemos participar de obras públicas porque no tenemos ART. Somos un nuevo sujeto social con problemas que no se resuelven en Desarrollo Social con un plan de empleo; lo que esperamos son políticas desde el Ministerio de Trabajo y el de Economía”.