José Manuel de la Sota imaginaba un retiro con todos los honores. Pero el cuestionado resultado de la elección del 2 de septiembre ensombreció los últimos meses de su gestión. El gobernador reapareció ayer en un “acto de gobierno” donde volvió a justificar la apretada victoria de su delfín para sucederlo en la gobernación. Con una encuesta en la mano –confirmada por fuentes de la propio gobierno– en la que el 90 por ciento de los cordobeses de la capital desconfía del escrutinio provisorio que consagra a Juan Schiaretti como nuevo gobernador, De la Sota salió a enfrentar la posibilidad de un recuento voto a voto o la realización de elecciones complementarias en las urnas impugnadas, como reclama Luis Juez.

“El escrutinio provisorio lo da ganador a Schiaretti por unos 18 mil votos y no debe asustarnos”, dijo De la Sota antes de recordar que “acá en Córdoba también (Amadeo) Sabattini ganó por un punto y pico y después fue el más grande gobernador que ha tenido la provincia. Es decir, no importa a veces por cuánto uno gana, sino lo que uno hace y lo digo a título de ejemplo”. En la localidad de Pozo del Molle, donde asistió a la inauguración de la Expocampo 2007, el mandatario cordobés recurrió a la memoria del mítico dirigentes radical para justificar su postura.

El gobernador salió así a fortalecer la postura del PJ frente a los reclamos juecistas, después de que el compañero de fórmula de Schiaretti, Hector “Pichi” Campana, admitiera en una entrevista televisiva –en la que confrontó con Juez– la posibilidad de abrir las urnas y contar cada voto. “Fue un malentendido. En realidad, quiso decir que se abran aquellas urnas que están cuestionadas”, dijo a Página/12 el jefe de campaña de Schiaretti, Carlos Caserio. De la Sota y el propio Schiaretti ya le pasaron factura al ex basquetbolista por sus dichos “inapropiados”.