Felipe Solá tuvo a su cargo la inauguración de la Conferencia Industrial. En su discurso enumeró una serie de medidas económicas que estimó útiles para asegurar el crecimiento. Causó sorpresa, porque el gobernador bonaerense no tiene planes de intervenir en economía. Y fue enigmático, ya que dijo que esas propuestas le fueron alcanzadas por un economista argentino que reside fuera del país. Más tarde, los industriales dijeron haberse enterado de que en realidad las propuestas fueron redactadas por el designado ministro de Economía, Martín Lousteau, y que incluso figuran en un paper que el actual presidente del Banco Provincia ya le entregó a la presidenta electa. Entre las medidas figura un aumento de entre 1 y 1,5 por ciento del superávit fiscal primario respecto del PIB, la búsqueda de una solución a la deuda con el Club de París y encarar una negociación con los holdouts, los acreedores que rechazaron el canje de deuda. En este último caso, la idea consiste en proponer un arreglo por el cual el Gobierno les pagaría la deuda a cambio de un compromiso de inversión con ese dinero en el país. También recomendó atar el tipo de cambio a una canasta de monedas. En el plano social, Solá sugirió avanzar con programas de ayuda universales, que vinculen los subsidios a la asistencia de los chicos al colegio.