El cura africano Gilbert Koffi Kouman, quien rechazó un traslado de una iglesia católica en Santiago del Estero a la localidad de Nueva Esperanza, a 240 kilómetros de la capital provincial, dio ayer una misa que reunió a cinco mil fieles y realizó también un ritual conocido como “imposición de manos” a más de mil personas. La misa se hizo bajo un tinglado, en un local donde se hacen bailantas, a pesar de la oposición del obispo de Santiago, Francisco Polti. “No soy esclavo de nadie, soy un hombre libre y ya que no puedo quedarme en la parroquia San Roque, oficiaré misas y realizaré la imposición de manos”, declaró el cura rebelde, nacido en Costa de Marfil, de la congregación de los Hermanos de Jesús de Batharram.