A cada paso a lo largo de Rivadavia, desde Congreso a Once, grupos de mujeres arrancaron con indignación los volantes de promoción de prostíbulos pegados en los teléfonos públicos y luego los quemaron, a modo de visibilizar y denunciar la explotación que sufren a diario miles de mujeres víctimas de las redes de trata de personas. Así, con el espíritu de echar luz sobre ese delito, organizaciones sociales y referentes en la problemática hicieron una muestra callejera en el microcentro porteño. Estas acciones de protesta se sumaron a las diversas movilizaciones, campañas de difusión y radios abiertas que se realizaron ayer en las principales ciudades del país por el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Las consignas contra proxenetas y prostituyentes se reprodujeron en las calles: “Ni una mujer más víctima de las redes de trata”, abogaron las organizaciones.

“¿Si la prostitución fuera trabajo, se lo recomendarías a tu hija?” Ese interrogante, entre otras frases, reemplazó los volantes que promocionaban en las paradas de colectivos, teléfonos públicos e incluso cestos de residuos a prostíbulos de la ciudad. La iniciativa formó parte de la campaña abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” que llevaron adelante organizaciones sociales, feministas y de derechos humanos. El pedido fue un rotundo “no a la impunidad”.

Con las primeras sombras de la tarde, decenas de mujeres marcharon desde el Congreso hasta Plaza Miserere para denunciar la “explotación sexual” que conduce a la “mercantilización y la cosificación” de la mujer, contaron. Entre cánticos y bombos, repudiaron la “naturalización” de la mujer como un objeto, que como tal puede comprarse y venderse. Entre el son del tambor, podía escucharse “se va a acabar, se va acabar, esa costumbre de abusar”.

Al llegar a Plaza Miserere, hicieron una radio abierta y quemaron algunos de los cientos de volantes que habían juntado. Allí hubo más reclamos: “El Gobierno debería hacer campañas para desalentar el consumo de prostitución y perseguir más eficazmente a proxenetas, tratantes y aplicar la ley que prohíbe los prostíbulos, que proliferan por todas partes”, dijo a Página/12 Magui Bellotti, miembro del grupo feminista ATEM 25 de Noviembre.

A 97 años del primer intento de penalizar la explotación de la prostitución –Ley Palacios–, las voces femeninas exigieron una reforma de la ley contra la trata, la efectiva penalización de los proxenetas y la derogación de artículos de los códigos contravencionales y de faltas que penalizan a las personas en situación de prostitución. Su lucha, contaron, es por la “abolición del sistema prostituyente”, una forma de violencia a las mujeres, por tanto contra los derechos humanos. Esa situación se refleja en cifras: “Alrededor del 85 por ciento de las víctimas de trata es con fines de explotación sexual. Por eso, sin prostitución no hay trata”, sostuvo Bellotti.

Las voces contra ese delito también se escucharon en una muestra callejera y una radio abierta realizadas en el microcentro porteño por funcionarios, legisladores y asociaciones civiles. En ese sentido, la diputada María Luisa Storani anunció que “hay consenso para que la Ley Nacional 26.374 incluya agravantes en los casos de trata cuando las víctimas sean menores de edad, discapacitados o mujeres embarazadas”.

En el Obelisco, 231 hombres firmaron una declaración pública en la que se comprometieron a luchar “contra la violencia hacia las mujeres”. “El compromiso de los hombres para lograr cambios en esta problemática es imprescindible. Si no asumimos un compromiso activo en esta lucha, por acción u omisión somos cómplices de los agresores”, explicó Darío Witt, organizador de la actividad.

En Diagonal Norte y Florida, los interrogantes de la radio invitaron a la reflexión: “¿Qué es lo que compra cuando paga por una mujer?”.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.