El frío no fue un buen aliado. En vez de carpas, como distintivo de protesta, los estudiantes sacaron las frazadas al llegar al Ministerio de Educación porteño ayer después de marchar desde la sede de la cartera nacional en la calle Pizzurno. Los estudiantes secundarios esperaban concretar una reunión con el ministro de Educación de la ciudad, Esteban Bullrich, pero no los atendió. Incluso, al llegar se encontraron con que el edificio estaba desierto: “El ministerio les dio asueto a sus empleados”, aseguró una fuente que prefirió reservar el nombre. Pese a que la vigilia que se extendería hasta las 7 de hoy frente a ese ministerio, ubicado sobre Paseo Colón, fue levantada, según la decisión de la asamblea estudiantil poco antes de las 20, los secundarios convinieron “unificar la medida de fuerza con el acampe de los universitarios” frente al Ministerio de Educación nacional. Finalmente, el frío no los amilanó y, según lo acordado, comenzaron poco a poco la partida con frazada y mate en mano.

Luego de la movilización desde el Ministerio de Educación nacional a la sede porteña, que contó con el apoyo de terciarios y universitarios, los estudiantes deliberaban si realizar o no el acampe programado para ayer a la noche como continuidad de “un plan de lucha” que comenzó hace más de un mes con la toma de casi 30 colegios porteños en reclamo de mejoras edilicias, becas y viandas. El primer y “principal inconveniente” con el que se encontraron los estudiantes para llevar a cabo la medida de fuerza fue que “en el ministerio no hay nadie”, señaló Fernando Ramal, estudiante del Normal 1, colegio en el que el miércoles último se decidió la suspensión de la toma. El segundo problema fue el frío que sorprendió ayer en la ciudad.

La idea de la vigilia surgió a partir de un cambio de estrategia en el “plan de lucha estudiantil”. “Las tomas en los colegios se están desgastando mucho y los estudiantes estamos muy cansados. El que dice que nosotros ocupamos las escuelas porque no queremos estudiar es porque no entiende nada. ¿A quién le gusta dormir en el piso y sin calefacción?”, manifestó Luca, estudiante del Normal 11, uno de los colegios que continúan tomados y que hoy en una asamblea decidirá cómo seguir. Yanina, del mismo colegio, aseguró a Página/12 que para fines de septiembre estaba pautado el inicio de algunas obras y que “ninguna comenzó”. Incluso, “en la página del gobierno porteño aparece que en la escuela hay obras terminadas, obras que nunca hubo en el edificio”, agregó Luca.

Según los testimonios, esta situación se repite en otros colegios. Así lo manifestó el grupo de Madres y Padres por la Defensa de la Educación Pública, un colectivo conformado por padres de 21 escuelas porteñas que se conformó para “contribuir y acompañar la lucha de los chicos llevando adelante distintas medidas legales que no pueden hacer ellos”, señaló Alejandra Moyano, una de las madres del grupo que seguía desde un costado la movida estudiantil. Las madres enumeraron algunos problemas: “En el Normal 4 hay dos fechas pautadas para el inicio de obras que no se cumplieron y la que empezó se está haciendo con irregularidades, según lo constató un auditor del área de infraestrucutra del Ministerio porteño”, indicó Liliana Caris. En el colegio Manuel Belgrano levantaron la toma. “Pero no sólo no comenzaron los trabajos, sino que ayer y hoy las clases fueron suspendidas por falta de agua en el edificio”, afirmó otra mamá.

Según las madres y los estudiantes, las demoras en el inicio de las obras se replican en distintas escuelas. Por ello, la idea es continuar con las distintas actividades y medidas de lucha “hasta que el gobierno de la ciudad dé respuestas concretas a todas las escuelas por igual”, expresó como una necesidad colectiva Lucio Vecchione, estudiante del Liceo 5. Los pasos a seguir para la semana que viene serán definidos en la reunión de la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES) mañana a las 16.

Informe: Rocío Ilama.