Miércoles, 8 de diciembre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › CONDENA A UN POLICíA
Un ex policía bonaerense fue condenado a 11 años de prisión por el crimen de la adolescente Romina Lemos, quien en 2006 recibió un disparo de ametralladora cuando viajaba en un auto robado en el que la trasladaba un joven que había conocido en un boliche. La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro, que la semana pasada ya había declarado responsable del homicidio al ex efectivo Cristian González y había dispuesto su detención. Durante los alegatos, el fiscal de juicio, Diego Calegari, y la abogada querellante María del Carmen Verdú habían pedido que González fuese condenado a prisión perpetua por “homicidio calificado”, pero los jueces entendieron que no hubo agravantes.
El crimen de Lemos ocurrió durante el amanecer del 30 de abril de 2006, en el cruce de la ruta 197 y Mitre, en El Talar. La chica, que tenía 15 años, había ido a bailar con amigos y un joven que habían conocido en el boliche les ofreció llevarlos a sus casas en un auto. Según reconstruyó la investigación, Lemos subió a un Honda Civic azul en el asiento del acompañante y un vecino de ella, Fernando Díaz, en el de atrás. A poco de salir del boliche La Mónica Junior, un patrullero hizo luces al vehículo para que se detuviera, porque advirtió que tenía pedido de secuestro, pero el conductor les mostró un arma y escapó a toda velocidad.
Luego de recibir un alerta radial, González fue con su patrullero hacia la ruta 197 y estacionó a la espera del Honda Civic. Supuestamente, su intención era perseguirlo en cuanto lo viera pasar, pero cuando el auto apareció chocó al móvil. Luego, el auto chocó contra el boulevard que divide ambos carriles de la ruta y tras aminorar la marcha, el conductor se lanzó del auto en movimiento y escapó.
Durante el juicio, se dio por probado que, cuando el Honda estaba parando, González realizó al menos tres disparos con una ametralladora UZI que impactaron en el lateral derecho del auto. Uno de ellos traspasó la chapa, el panel interior, la butaca e impactó en la espalda de Romina, quien murió por una lesión en la vena yugular y otra en el pulmón.
“Nadie puede dudar de que existen supuestos donde es necesario permitir a la policía que emplee una fuerza letal en el desempeño de su actividad funcional para velar por la seguridad de sus conciudadanos y protegerlos de las conductas delictivas que ponen en peligro la vida y los bienes”, afirmaron los jueces Lino Mirabelli, Raúl Neu y Ariel Introzzi Truglia en el fallo. Pero, advirtieron, “el empleo de la fuerza no debe ser arbitrario, sino proporcionado, necesario y lícito, y sólo debe ejercerse entonces en defensa propia o con un peligro muerte o lesiones graves para sí o terceros”.
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