Domingo, 16 de enero de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › UN CURA SUSPENDIO UN SHOW CON TEXTOS DE LES LUTHIERS
El párroco de Malargüe, al que apodan Pato, detuvo a los gritos una obra llamada Educación Sexual Moderna, en la que un monje confiesa que le resulta “muy dura la abstinencia”.
Por Carlos Rodríguez
A Jorge Gómez, el cura párroco de Malargüe, en Mendoza, se lo conoce con el apodo de Pato. Algunos lo llaman Pato Criollo, porque –dicen– a cada paso, deja su marca. En la madrugada del sábado, Gómez volvió a poner su sello al interrumpir, en pleno show, a un grupo coral que hace covers de Les Luthiers, porque se les ocurrió el desatino de interpretar, en presencia de Pato, una obra que se llama Educación Sexual Moderna, cuyo supuesto “autor” es un monje capuchino llamado Guido Aglialtri. El personaje creado por Les Luthiers tiene un diario íntimo donde confiesa que le resulta “muy dura la abstinencia” porque como es “joven y fuerte” le cuesta desterrar “los pensamientos impuros”. Para no perder el control tiene que “correr por el campo” y “treparse a las paredes”, aunque todo ese desgaste físico no le impide “tener alucinaciones”. El grupo coral mendocino Lutherieces interpretaba la parodia ante nueve mil personas, en el marco de la anual Fiesta del Chivo, hasta que Pato subió al escenario y a los gritos detuvo la función: “Somos católicos y no voy a permitir que pisoteen mi castidad”, santificó el religioso y se acabó la función.
Los chicos de Lutherieces pararon el show y comenzaron a tocar una cueca, ante el beneplácito del cura Jorge Gómez, que se bajó del escenario y volvió a su lugar, entre las autoridades presentes, mientras el público se dividía entre los que aprobaban la abrupta intervención del cura y los que la reprobaban por considerarla “autoritaria”. Los artistas, que estaban recién en su segunda interpretación, terminaron de tocar la cueca y fueron virtualmente expulsados por los conductores del show, que dieron paso en forma apresurada al número siguiente.
En el lugar se encontraban presentes el intendente de Malargüe, Juan Agulles, y la directora de Turismo, Fabiana González, quienes no emitieron palabra acerca del incidente. El que siguió hablando fue el cura. Ante los pocos periodistas presentes en el escenario principal –la mayoría estaba en una conferencia de prensa que ofrecía en simultáneo, entre bastidores, el Chaqueño Palavecino–, Jorge Gómez dijo que había montado en cólera porque “simplemente se estaba insultando a lo que amamos”.
El sacerdote sostuvo luego que “los que traen a estos pibes (en alusión al grupo coral y a las autoridades del municipio local) les tienen que decir que se ubiquen”. Agregó en ese sentido que “si en Buenos Aires o en la ciudad de Mendoza esta porquería, esta mugre, vende, en Malargüe la cosa no es así” porque “aquí amamos la familia, amamos los sacerdotes, amamos la fe y no podemos tolerar este tipo de cosas”.
Más tarde, luego de escuchar la “cuequita” que tocaron los agitados artistas, Gómez comentó complacido: “Quiero felicitar a los chicos. Hay que enseñarles a las grandes ciudades a divertirse bien. Mire qué lindo lo que ahora se escucha (en referencia a la cueca). Esto es precioso”.
Marcelo Hernández, uno de los integrantes de Coral Lutherieces, declaró luego que dentro de un repertorio que vienen trabajando desde hace seis años, “hay una obra que parece que incomodó a un sacerdote católico que en el medio de la función nos impidió seguir adelante, argumentando motivos religiosos y que nos acusó de faltarle el respeto a la religión. Fue una barbaridad, porque se trataba sólo de una parodia y no era para nada así”. Hernández recordó que se trata de “una obra que ha recorrido el mundo con Les Luthiers y nunca pasó nada parecido a lo que pasó ahora”. Agregó que el incidente es “totalmente inédito y nosotros nos quedamos helados porque no esperábamos para nada una reacción de ese tipo”. Lo que lamentaba Hernández era “el mal momento que tuvo que vivir el público por algo que no tenía la importancia que le adjudicó el sacerdote”. Sobre lo breve que fue, al final, la actuación del grupo, dijo que le dieron “cuatro o cinco explicaciones distintas”, motivo por el cual optaron por no creer en ninguna de ellas.
Los periodistas locales, en sus crónicas, dan versiones diferentes acerca de la reacción del público. Algunos dicen que la cantata del “monje capucino” estaba siendo recibida con sonrisas, mientras que otros aseguran que la mayoría estaba a favor de lo que dijo Pato. El cura Gómez fue protagonista de otros exabruptos similares. En una ocasión, armó un gran revuelo a nivel local e impidió que Víctor Heredia se presentara en Malargüe con su obra Taki Ongoy, donde denuncia el genocidio indígena a manos de los conquistadores españoles. Otra vez, el cura logró hacer suspender la actuación de la Bersuit Vergarabat, alegando que lo que hace la banda es “pornográfico”.
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