“La Revolución Francesa ¿fue un movimiento inspirado en las ideas del romanticismo, del absolutismo, del socialismo o del iluminismo?” “Esa es la primera de las 32 preguntas que integran una de las evaluaciones que, a partir del 20 de este mes, se llevarán a cabo en los últimos años de todas las escuelas secundarias del país. Ese gran censo educativo, anunciado ayer por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, es sólo una parte del Operativo Nacional de Evaluación (ONE), que alcanzará además al nivel primario, en las 24 jurisdicciones del país. Por primera vez, la cartera educativa nacional, junto con las provincias, estableció metas para mejorar el nivel de los resultados en los egresados, en la evaluación de este año y en la próxima, prevista para 2016.

La megaevaluación comprende a 621.000 chicos de escuelas primarias y secundarias de todo el país y se desarrollará hasta el 15 de noviembre próximo. Consta de cuatro pruebas, una para cada área de enseñanza: Lengua, Matemática, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales (a la que pertenece la pregunta inicial).

“Con este operativo hacemos una evaluación de los aprendizajes de los alumnos y de sus factores asociados de contexto”, explicó Sileoni. “Los resultados nos van a permitir diagnosticar cómo se va haciendo efectivo el derecho a la educación de nuestros niños y jóvenes, cómo se van apropiando de contenidos y capacidades en las cuatro áreas evaluadas.”

El objetivo de la evaluación es “poner los datos a disposición de las autoridades de cada escuela y de cada jurisdicción para mejorar el desempeño en las áreas en las que se presentan problemas”, argumentó Sileoni. “No adscribimos a la tesis de la elaboración de rankings y la competencia entre escuelas”, aclaró.

Los datos obtenidos en las evaluaciones –la última se realizó en 2010– están a disposición de los directores de cada escuela. “Pero sólo pueden ver los datos de su escuela y compararlos con la media de su distrito escolar, de su municipio o de su provincia”, aclaró Jaime Perczyk, secretario de Educación. “Por supuesto que los padres pueden conocer los datos de la evaluación de su escuela si piden autorización al director, quien tiene la clave de acceso, pero no podrán saber los de otras escuelas”, precisó. Y recordó que de acuerdo con el artículo 97 de la Ley Nacional de Educación (2006) debe resguardarse la identidad de los alumnos, docentes e instituciones educativas “a fin de evitar cualquier forma de estigmatización”.

“A partir de los datos obtenidos se elaboran recomendaciones metodológicas que fortalecen el trabajo docente”, agregó el funcionario. El Operativo Nacional de Evaluación (ONE) se lleva a cabo cada tres años, de manera muestral y censal, en los finales de cada ciclo. La evaluación censal alcanza a todos los alumnos del país que cursan el último año de sus estudios secundarios (5º o 6º, según la carrera). Involucra a 8135 escuelas públicas y privadas y a unos 391.482 alumnos. Su fecha de finalización está prevista para el 6 de septiembre. Pero en las secundarias también habrá una evaluación muestral para los alumnos de 2º o 3er año (noveno de su escolaridad). Se hará en la misma fecha, en unas 2000 escuelas y participarán unos 70 mil alumnos.

Para la educación primaria, la evaluación se hará por muestras, entre el 4 y el 15 de noviembre, entre 160 mil alumnos de 3º y 6º grado, en unas 3000 escuelas de todo el país.

El ONE es sólo una de las acciones de evaluación de la calidad educativa que lleva adelante el Ministerio de Educación, en las que se incluyen además instancias internacionales, como la prueba PISA –que involucra a jóvenes de 15 años, en el nivel educativo que estén–, que se realizó en 2012 y volverá a hacerse en 2015, o la Terce, promovida por Unesco, que se llevará a cabo este año entre alumnos de nivel primario.

“La representatividad estadística de la muestra está asegurada tanto a nivel nacional como regional y jurisdiccional. La selección de las escuelas se hace por azar y la confiabilidad es del 95 por ciento”, aseguró Liliana Pascual, directora nacional de Evaluación de la Calidad Educativa.

La ONE cumple veinte años: comenzó a aplicarse en 1993. “Esto demuestra que se trata de una política de Estado, pero el paradigma hoy es diferente del de hace veinte años. La evaluación nació como control de los procesos educativos; hoy se trata de un control con información que sirva para la mejora”, advirtió la subsecretaria de Planeamiento Educativo, Marisa Díaz.

Los contenidos de la evaluación fueron acordados por todas las provincias y el diseño de las pruebas estuvo a cargo de la Dirección Nacional de Evaluación. Los estudiantes deben resolver actividades de respuesta cerrada (multiple choice) y de respuesta abierta. En las diferentes disciplinas se valora el desempeño a partir de la comparación de la actuación de cada estudiante con un criterio estándar, en tres niveles: alto, medio y bajo. Es decir, que no hay notas, ni calificaciones numéricas.

A partir de los datos obtenidos en 2010, los funcionarios del área educativa de Nación y las 24 provincias acordaron un esquema de metas a alcanzar en esta evaluación en la próxima, que se hará en 2016. Aspiran a repuntar la baja registrada en lengua (en rigor, el crecimiento del nivel bajo de desempeño en detrimento del nivel medio) y a consolidar la mejora experimentada en matemática (una drástica disminución del nivel bajo).

Para ello trazaron metas que contemplan subir entre dos y tres puntos porcentuales los niveles alto y medio. Con ese objetivo, se impulsan en el nivel secundario “talleres de promoción de habilidades de lectura, escritura y oralidad, con uso de nuevas tecnologías (Conectar Igualdad y Educ.ar) para estudiantes y docentes.