El ex federal con amigos federales Martín Alexis Naredo, condenado a perpetua por el Tribunal Oral 23 por haber baleado en la cabeza al pibe Jon Camafreitas en el barrio de Boedo, sigue en el baño de los tribunales de Comodoro Py. O en algún otro lugar desconocido, desde que salió el 11 de septiembre de 2014, cuando después de los alegatos y antes de que le dictaran sentencia pidió permiso para ir al baño porque se sentía descompuesto, y no regresó. Hoy se cumplen cuatro años del crimen de Camafreitas, que estaría siendo reparado con perpetua condicional.

Naredo fue hallado culpable por el Tribunal Oral 23, y condenado a perpetua. Días después, la abogada querellante, María del Carmen Verdú, quiso saber en qué unidad penal había sido alojado y en ese momento se enteró de la indulgencia escatológica de los jueces del TOC 23. Naredo había pedido permiso y no volvió. En la búsqueda fueron igualmente estrictos: el tribunal rechazó la posibilidad de ordenar escuchas telefónicas a los familiares de Naredo, con el argumento de “resguardar su privacidad” lo que, por definición, anula todo tipo de escucha telefónica, sea de familiares de Naredo como de cualquier otra causa judicial.

Naredo era (o es) concurrente a la comisaría 8ª que ya tenía en su historial otro escape sanitario, el del sargento Néstor Adrián González, condenado a 15 años por homicidio.