Las batallas contra el sida han sido muchas, pero la que anoche se terminaba en la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la pandemia, en Nueva York, parecía de las más cruciales. Por primera vez participaron del debate un millar de Organizaciones No Gubernamentales que se mostraron contra las políticas de los países más ricos. Junto a ellos se posicionó ayer el ministro de Salud argentino, Ginés González García, quien desde Manhattan despotricó contra la “prepotencia conservadora” de Estados Unidos y los países árabes en el marco de la Asamblea en la que se debate la redacción final de un documento, en el que quedará excluida una referencia al uso del preservativo como método de prevención y hasta la mención de adictos, homosexuales y prostitutas como grupos de riesgo. “Las razones religiosas no pueden prevalecer sobre las razones científicas”, dijo Ginés.

Ayer se conoció el borrador final de la declaración que los 191 miembros de la ONU firmarán hoy, al final de la Asamblea, en el que se fijarán los objetivos de la lucha contra la enfermedad para los próximos cinco años. Estados Unidos, apoyado por los gobiernos de Japón y Australia, se negó a que la declaración incluyera un compromiso financiero concreto de su parte, y otros países ricos no han querido mencionar la necesidad de flexibilizar los derechos de patentes para que los más pobres tengan acceso a medicamentos baratos. González García dijo ayer, en un comunicado que distribuyó el propio Ministerio de Salud, que “los Estados poderosos que defienden a ultranza la propiedad intelectual de los medicamentos siguen aumentando el número de muertes evitables”. “Es necesario continuar con la estrategia de negociación de precios, ya que gracias a ella nuestra región ha logrado muy importantes descuentos que permiten ampliar la cobertura en tratamientos con medicamentos antirretrovirales.”

Las discusiones durante los tres días de reunión han sido muy complicadas por las enormes diferencias culturales e ideológicas que enfrentan no sólo a ricos y pobres, sino a las naciones más progresistas y las más conservadoras. En materia de prevención, el consenso generalizado es que se debe promover el comportamiento sexual “responsable”, lo que incluye la fidelidad y la abstinencia, pero también el uso de preservativos. Las ONG y los países más progresistas no han logrado que en la declaración se incluya una mención explícita a las necesidades de los drogadictos, homosexuales y prostitutas, postura que defendía, además de los latinoamericanos, también España.

El documento elaborado por la Asamblea plantea un fuerte aumento en fondos globales anuales para combatir el VIH-sida, de 8300 millones de dólares en 2005 a 20.000 millones de dólares para 2008. Peter Piot, director de Onusida, recomendó a los delegados adoptar este texto, afirmando que “servirá de base para la fase siguiente de la lucha contra el sida”. “Debemos concluir esta reunión con la resolución de que el combate contra el sida tendrá en los programas de acción nacionales e internacionales una prioridad igual a la que se da a la promoción del crecimiento económico o a las cuestiones de seguridad. Menos es inaceptable”, agregó.

La declaración ha sido objeto de un intenso debate, con las naciones occidentales presionando en especial a los países africanos y árabes para incluir compromisos para reivindicar el lugar de las mujeres en la sociedad, el uso de condones y el reconocimiento de grupos de riesgo, como los trabajadores sexuales y los homosexuales. “Aunque podamos tener diferentes tácticas, como quedó claro esta semana, todos somos una pieza crítica de la misma estrategia”, dijo Piot. Según Onusida, la enfermedad ya mató a más de 25 millones de personas desde que fue detectada por primera vez en 1981.

“El bloque latinoamericano está pidiendo una flexibilización del sistema de patentes –sostuvo Ginés–. Este es un tema que antes no se tocaba. Debemos imponer este debate.”