“Dios es aeronáutico.” La frase, acuñada en el ambiente de la aviación aerocomercial, alude a que sólo la buena fortuna puede explicar que nunca haya ocurrido un choque de aviones en el aire argentino, pese a la situación en que se encuentra el sistema de control del espacio aéreo, según denuncian los propios controladores. Ayer, la sentencia se volvió a hacer presente en palabras de muchos de los trabajadores del sector, cuando el radar que guía las torres de control de Aeroparque y Ezeiza volvió a salir de funcionamiento. El miércoles pasado se había anunciado que su servicio se reanudaba, luego de que el 2 de marzo un rayo lo averiara. El inconveniente generó demoras en los vuelos, que no se resolverían antes de mañana.

Los arribos y despegues sufrieron durante toda la jornada demoras de al menos ocho minutos, según informó la Fuerza Aérea. Frente a esto, la compañía Aerolíneas Argentinas-Austral anunció “reprogramaciones, demoras y posibles cancelaciones” en el organigrama de los vuelos “hasta tanto se solucione el inconveniente”. Eso será, por lo menos, recién mañana, cuando el radar, según las autoridades militares, podrá ser reactivado.

El equipo que salió de servicio es el que permite que los controladores aéreos observen en una pantalla la ubicación y altitud de las aeronaves que se aprestan a aterrizar y, de esa forma, planificar y comunicarles a los pilotos el orden en que lo deben hacer para no cruzarse entre ellos o con los que despegan. Al dejar de funcionar, quienes están en la torre de control deben recurrir al sistema manual (u oral), es decir, preguntarles por radio a los pilotos sus coordenadas y anotarlas. Luego de cotejarlas todas, debe indicarle a cada avión los movimientos a realizar.

Tras conocerse la nueva avería, las organizaciones que nuclean a los controladores y a los pilotos y mecánicos de aeronaves salieron a repudiar “la constante degradación de la seguridad del espacio aéreo” que, según ellos, se vive en Argentina. “¿Cuántas señales más hay que esperar para empezar a arreglar las cosas? ¿Vamos a dejar que pase lo peor para hacer algo?”, se preguntó ofuscado el secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), Juan Pappalardo, durante una conferencia de prensa.

El 2 de marzo pasado, durante el temporal, un rayo cayó sobre un cable que alimenta al radar y lo dejó inactivo. Durante cinco días, los operadores trabajaron con el sistema manual, hasta que el miércoles pasado y tras cinco días de arreglos, se anunció que el artefacto volvía a la vida. Sólo dos días fueron suficientes para la recaída. Ayer al mediodía, las pantallas de las torres de control de Ezeiza y Aeroparque volvieron a quedar en blanco.

El director de cine y ex piloto Enrique Piñeyro denunció que “es mentira” que el miércoles el sistema volvió a funcionar, ya que “el principal está inactivo desde el 2 de marzo y los operadores están trabajando con el sistema secundario, es decir, sin respaldo ante una emergencia. Es una irresponsabilidad homicida”.

Gabriel Lobato y José Andujar son controladores de aeroparque y Marcelo Popovich de Ezeiza. En diálogo con este diario, explicaron que para trabajar con una base mínima de seguridad se deberían cumplir tres requisitos: “Que la poca tecnología con la que contamos, funcione y sea confiable. Que se instale un radar que suplante al principal cuando, como ahora, deja de funcionar. Y que se asegure una frecuencia principal y una secundaria para las comunicaciones con los pilotos, porque hoy en algunos sectores sólo contamos con una, que si se cae, deja a todos los aviones a ciegas”.

Las asociaciones aeronáuticas volvieron a reclamar que se “concrete el traspaso a manos civiles del control del espacio aéreo argentino, que se anunció hace siete meses”. El titular del gremio de pilotos, Jorge Pérez Tamayo, dijo tener información de que “el lunes o martes próximo, el presidente Néstor Kirchner firmará el decreto del traspaso”. Pero desde el Ministerio de Defensa negaron tener información al respecto.

Informe: Eugenio Martínez Ruhl.