Aunque ya todos sabían que aquel cuerpo medio desecho hallado en una acequia de la localidad rionegrina de Fernández Oro era de Otoño, hacía falta una confirmación. No sólo legal. El ADN tomado del cuerpo coincide en un altísimo grado con el ADN tomado a una abuela de Otoño Uriarte, la chica de 16 años desaparecida hace exactamente siete meses. La confirmación la realizó la jueza, Alejandra Berenguer, que investigaba la filiación del cuerpo, a Roberto Uriarte, padre de Otoño. Pero no es suficiente y quizá nunca lo sea. Hay otro ADN en marcha en el Durand. Pero cada paso que el padre da lo hace en un marco de profunda desconfianza institucional. La aguda sospecha de que varios policías estaban relacionados con la red de prostitución que se cree que secuestró a Otoño, la desidia del primer fiscal Oscar Cid y la inercia de la jueza del caso Carmen García García lo habilitan. Para hoy, en Cipolletti, está prevista una marcha en reclamo de justicia.

Otoño, alumna de la escuela media CEM 14, de Fernández Oro, desapareció el 23 de octubre pasado, alrededor de las 23.30, cuando regresaba a pie desde un extremo de la avenida Cipolletti hasta su casa, ubicada a unas siete cuadras. La primera reacción judicial fue calificar el caso como “desaparición de persona”. La causa no avanzó, aunque desde noviembre existían escuchas a la comisaría local en la que se oía a policías conversando con un proxeneta de un prostíbulo de Choele Choel, que antes de ser allanado ya contaba con aviso. El propio comisario de Fernández Oro, Ives Vallejo, había sido visto por el padre de Otoño entrando al local poco antes del allanamiento.

Pero el 24 de abril pasado, en un canal de riego del Paraje El 30, en Cipolletti, fue hallado un cadáver irreconocible por el estado de descomposición que tenía. Había quedado al descubierto porque se había cortado el agua de las acequias de las chacras cercanas, por el avance del invierno. El cuerpo estaba sujeto a un peso para evitar que subiera a la superficie. Aunque con la autopsia no se pudo reconocer fehacientemente la identidad, el padre de Otoño reconoció como similares parte de las ropas halladas en el lugar. Las pericias antropométricas daban similitud y pertenecían a una adolescente. Y se pudo determinar que el cuerpo estuvo sumergido unos cinco meses.

Todo coincidía, pero faltaba certeza. Roberto Uriarte asistió a la Casa Rosada, donde se entrevistó con Aníbal Fernández, quien logró que se realizara un segundo análisis en el Hospital Durand. Ayer por la tarde, el primero de los estudios, realizado por el Servicio de Huellas Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, dio por resultado la confirmación de que el cuerpo pertenecía a Otoño.

“La jueza Berenguer habló de la coincidencia del ADN con los restos. Hay una coincidencia con la abuela. Hay un segundo análisis que se está haciendo en el Durand. Un poco vamos a aferrarnos a eso”, afirmó Roberto, después de reunirse ayer por la tarde con la jueza que investigaba la filiación del cuerpo. “Nosotros de hecho no lo vamos a aceptar nunca –aseguró el padre–. Tenemos que darle crédito a esto, pero imagínense que nunca lo vamos a aceptar. Vamos a esperar a tener más certezas de los otros resultados y otros estudios que hará el laboratorio de antropología forense. Esto va a tardar unas semanas más, porque se enviaron las muestras hace poco tiempo y hay que esperar los resultados.”

Los familiares, amigos y organizaciones sociales de Cipolletti lanzaron una convocatoria para una movilización a realizarse hoy, a las diez y media de la mañana, en la Plaza San Martín, pleno centro de Cipolletti, para dirigirse al juzgado de García García y entregar un documento de reclamo.

El caso conmocionó a la sociedad rionegrina y provocó el traslado de tres policías, un enorme desagrado con la actuación del subjefe de la policía rionegrina, Víctor Cufré, y la separación del caso del fiscal Oscar Cid, por parte de la procuradora provincial, Liliana Piccinini.