Miércoles, 23 de mayo de 2007 | Hoy
Los trabajadores del subte abrieron las puertas de emergencia en las horas pico. El nuevo tipo de reclamo gremial busca la solidaridad de los pasajeros. Igual, no descartan una huelga.
Bajo el férreo control de varios escribanos públicos distribuidos en distintas cabeceras de las cinco líneas de subtes, los empleados de los subterráneos cumplieron con la primera de las dos jornadas de protesta. A las 7 de la mañana, los delegados del subte abrieron las puertas de emergencia de las estaciones para que todo el mundo pasara sin pagar. La medida duró tres horas y se repitió a la tarde. Hubo problemas con varios trenes en Constitución y con una puerta. Ante la falta de canales de diálogo con la concesionaria y el gobierno nacional, los trabajadores repetirán la medida durante el día de hoy. Para la semana próxima no descartan la realización del nuevo paro ya anunciado y postergado.
“Es una medida absolutamente simpática porque los pasajeros no pagan, y encima se ahorran plata.” Fabián Díaz es uno de los delegados de Metrovías y ayer se paró a las cinco de la tarde ante los molinetes de la estación Bolívar, cabecera de la Línea E. Su función: avisarles a distraídos, despistados y pasajeros varios sobre la protesta que estaba en marcha. “¡Por favor!”, explicaba con cautela. “Si quieren, pueden pasar por la puerta abierta.”
Después del paro de la semana pasada, los trabajadores del subte reformularon sus estrategias con medidas como éstas para no despertar o incrementar los malos humores de los pasajeros. En estos días y a esta altura de las negociaciones con la empresa, creen que ese humor será clave para la resolución del conflicto.
Desde mediados de marzo, los empleados piden a Metrovías recategorizaciones, mejoras en las condiciones de seguridad y aumento de salarios. La suba reclamada consiste en el blanqueo de dos sumas fijas y no remunerativas que reciben como parte del sueldo, un monto que ronda entre los 460 y 560 pesos, de acuerdo con las categorías. Y piden además, un aumento del 20 por ciento. Este es el punto del desacuerdo con Metrovías. Mientras los otros reclamos se fueron cubriendo o negociando en distintas instancias, no sucedió lo mismo con el aumento. Un día antes del paro, Metrovías firmó un acuerdo con la conducción de la UTA, pero los trabajadores no lo aceptaron.
Los trabajadores aseguran que entre sumas y restas, Metrovías blanqueó los pagos no remunerativos y aplicó el aumento, pero sobre el total del sueldo. De esa forma, al aumentar también los descuentos no estarían cobrando más de un 8 o 10 por ciento de aumento.
Ayer abrieron las puertas de emergencia en los horarios pico de las estaciones con más flujo de pasajeros, de 7 a 10 y de 17 a 20. “No abrimos los molinetes, uno toca los molinetes y es un sabotaje”, explicó a Página/12 Roberto Pianelli, representante de los trabajadores. A pesar de esa “delicadeza”, Metrovías abrió una causa penal a raíz de la medida de fuerza contra los delegados y por supuesto accionar ilegal.
“El problema es que si abrimos los molinetes, nos dicen que es ilegal; si paramos los subtes nos dicen que es ilegal y que hacemos retención de los usuarios: la pregunta que nosotros nos hacemos es cómo quieren que protestemos, porque esto parece una cosa demencial.”
Durante el día hubo tres incidentes, todos en la Línea C. Durante la mañana, una de las puertas de emergencia se desbordó y hubo momentos de desborde en la estación. Luego, un tren se frenó a la mañana y a la tarde se suspendieron varios servicios.
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