Jueves, 9 de agosto de 2007 | Hoy
En un centro de salud de un pueblo bonaerense, junto a médicos y odontólogos, un cacique mapuche atenderá a su gente y derivará a la medicina oficial los casos que no pueda resolver.
Hoy se inaugura el primer centro de salud que procurará integrar la medicina oficial con la medicina ancestral de los mapuches. El local funcionará en una pequeña población, con mayoría de habitantes de esa etnia, cerca de Bragado, y asistirá el ministro de Salud bonaerense. El problema que así se procura empezar a resolver es que “los pueblos originarios están de hecho excluidos del sistema de salud, en la medida en que éste no toma en cuenta sus pautas culturales”, admitió el director de Atención Primaria de Salud de la provincia. La necesidad de respetar estas pautas –que incluyen desde la manera de parir hasta la concepción misma de la salud y la enfermedad– condujo ya a una serie de reuniones entre machis (médicos aborígenes) y profesionales universitarios; también llevó a incluir el ítem “La salud y los pueblos originarios” en la formación de los médicos residentes bonaerenses.
El primer Centro de Salud Intercultural funcionará en la localidad de Olascoaga, a 18 kilómetros de Bragado, y su inauguración, que tendrá lugar hoy, viene a coincidir con el Día Internacional de las Poblaciones Aborígenes. Gustavo Marín –director de Atención Primaria del Ministerio de Salud bonaerense– explicó que “los pueblos originarios no acceden suficientemente al sistema de salud, y sus integrantes, cuando se los escucha, manifiestan que este sistema avasalla sus pautas culturales”.
En agosto del año pasado, el ministerio organizó un encuentro al que asistieron unos 200 machis, que dialogaron con representantes de los colegios médicos y de obstétricas, e investigadores universitarios en especialidades como fitoterapia, quienes examinaron las propiedades de las hierbas medicinales de uso ancestral en esas poblaciones.
“Por ejemplo, cuando se acerca el momento del parto, mujeres de diversas etnias se perfuman con determinadas hierbas a fin de prepararse para un evento alegre como lo es el nacimiento. Pero habitualmente el sistema de salud la baña, la ‘limpia’, le quita lo que ella misma dispuso –comentó Marín–: el sistema de salud es el que debe cambiar para aceptar la interculturalidad.” El funcionario destacó que “a la formación de los médicos residentes se le ha incorporado un módulo llamado ‘Derechos Humanos y Salud’ y, dentro de éste, el apartado ‘La salud y los pueblos originarios’”.
En cuanto a la experiencia que se inicia en Olascoaga, “se desarrollará en una de las áreas con más población mapuche. El lonko, la máxima autoridad mapuche de la zona, se llama Máximo Coñequir, y es a su vez un machi –contó Marín–. La gente lo consulta mucho, antes que a la salita de atención primaria que está muy cerca. Entonces, nos planteamos, lo mejor es aceptar que esto ocurre e incluirlo en el sistema de salud: dialogamos con Coñequir y llegamos a un acuerdo. En su trabajo con los enfermos, él hace promoción de la salud, y, cuando es necesaria la intervención de la medicina oficial, deriva a su paciente”.
En diálogo con Página/12, Máximo Coñequir destacó que “de acuerdo con la cultura aborigen, los machis hemos sido elegidos por los pillán, que son espíritus de personas que vivieron en otro tiempo y que ahora nos ayudan. Utilizamos los productos obtenidos de nuestro entorno natural, a base de hierbas y grasas animales, pero también, y centralmente, recurrimos a la parte abstracta del cuerpo, esa dimensión que la ciencia no maneja. Para nosotros, el equivalente al diagnóstico es el kiumun, palabra mapuche cuyo significado aproximado es ‘trance’. El machi, luego de entrar en trance, acercando sus manos al cuerpo de una persona, puede detectar el mal, que es un desequilibrio, y restablecer la homeostasis”.
Olascoaga tiene una salita de atención médica que funciona tres días a la semana, atendida por un médico y un odontólogo de Bragado. “Siempre tuvimos buena relación –señaló Coñequir–: me derivaban los casos de culebrilla, psoriasis, empacho. Ahora voy a atender yo también, en el mismo lugar, dos veces por semana. Mis técnicas requieren 20 minutos por persona, y no puedo atender más de cuatro o cinco por día porque me requiere mucha energía.”
–¿Qué tipo de casos deriva usted a la medicina oficial? –preguntó Página/12.
–Hoy mismo, por ejemplo, derivé a una persona con una infección odontológica: yo puedo aliviar el dolor de muelas y curar dolores de espalda, pero no una muela infectada –contestó el machi Coñequir.
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