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El gobernador santafesino Carlos Reutemann salió ayer a relativizar las denuncias contra el arzobispo de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni, acusado por abusos sexuales a seminaristas a su cargo. “Es un tema del que algo se había dicho en el ‘94. Creo que la misma Iglesia ha hecho una investigación interna como corresponde, y ahora se vuelve a reflotar eso a lo que se va a agregar algo de tipo judicial”, reseñó el Lole.
Ayer, Reutemann volvió a la Casa Gris, tras un mes de ausencia a raíz de una operación. Abordado por los periodistas en los pasillos de la Gobernación, el Lole no pudo evitar eludir hablar de Storni.
En rigor, a lo que Reutemann se refería es a la investigación publicada por Rosario/12 el 21 de diciembre del ‘94. Allí se revelaba que el arzobispo de Santa Fe estaba siendo “investigado por el Vaticano desde hacía más de cuatro meses por cuestiones que afectarían el desarrollo de su actividad pastoral”. También se anticipaba que casi medio centenar de personas habían sido entrevistadas por el enviado de la Congregación de Obispos, monseñor José María Arancibia, actual titular del arzobispado mendocino. El 22 de diciembre, Storni puso su mejor cara para decir que se enteró por Rosario/12 de que estaba siendo investigado por el Vaticano.
La noticia se relanzó el domingo 11 de agosto, cuando la periodista Olga Wornat anticipó en la Feria del Libro de Santa Fe su último libro, en el que dedicó un capítulo a la trama “oscura y negra” que rodea al arzobispo santafesino.
La semana pasada, el escándalo impactó de lleno en la Legislatura. El Senado resolvió solicitar al procurador de la Corte Suprema, Jorge Bof, que investigue a Storni, en la primera reacción institucional en la historia de la provincia que podría empujar al banquillo al más alto dignatario de la Iglesia santafesina. Pero el procurador sorprendió a propios y extraños con una revelación el día posterior al pedido a la Justicia: desde hacía varios días ya se investigaba la conducta de Storni.