Viernes, 12 de octubre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › ESTRATEGIAS DE GRUPOS ULTRACATOLICOS EN EL ENCUENTRO DE MUJERES
Mientras miles de mujeres se instalan en Córdoba para participar del XXII Encuentro Nacional, ya se vislumbran las acciones de los grupos conservadores, que intentan frenar el debate central de estas jornadas: el reclamo del aborto legal.
Por Marta Dillon
El ambiente está caldeado. Palabras más, palabras menos, esa es la definición que comparten quienes integran la comisión organizadora del XXII Encuentro Nacional de Mujeres que comenzará mañana en Córdoba. Y no es una afirmación que pueda llamar la atención después de dos décadas de encuentros sostenidos en distintas ciudades del país. Es que no hay modo de que pase inadvertido el aluvión de miles de mujeres instalándose por tres días en una misma ciudad para “generar un espacio social y político que permita abrir debates e intercambios” que avancen hacia la concreción de los derechos que históricamente ellas reclaman; entre ellos el acceso al aborto legal, seguro y gratuito.
Este reclamo es, justamente, el que genera tensión. Sobre todo en Córdoba, una provincia de tradición católica desde la que surgieron embates concretos contra los derechos sexuales y reproductivos, como la prohibición judicial en 2002 –exitosa en primera instancia– de la fabricación y venta de anticonceptivos corrientes o de la llamada píldora del día después, cuya prohibición consiguió la venia de la Corte Suprema de Justicia del año 2000. Los grupos denominados “pro vida”, que promovieron estas acciones legales, se preparan ahora mismo para intervenir en el Encuentro con el amparo de la Iglesia Católica, que desde hace al menos tres años repite la estrategia de enviar a sus militantes a los talleres para evitar que las conclusiones avancen en definiciones firmes sobre los derechos sexuales y reproductivos y también en relación a la familia, la prevención del VIH/sida o el rol de las mujeres en la sociedad.
“Que en sus páginas web los grupos ‘pro vida’ den instrucciones concretas sobre de qué modo tienen que participar las mujeres católicas en este Encuentro es algo similar a una provocación”, señaló Marta Alanís, de Católicas por el Derecho a Decidir –feministas católicas que discuten que la prohibición del aborto sea dogma para la Iglesia–, “pero estos métodos no son desconocidos, al contrario, los vimos en otros Encuentros y no van a impedir que el sábado a las 18 se realice la asamblea de Estrategias por el Derecho al Aborto”, agrega. Esta asamblea, que tuvo su reunión inaugural en Rosario, en 2003, homogeneizó el reclamo por el derecho a decidir: desde entonces los pañuelos o las banderas verdes son claramente asociados con el pronunciamiento a favor del aborto legal, seguro y gratuito.
También a partir de estas reuniones dentro de los Encuentros de Mujeres es que empezaron a nacionalizarse las actividades para hacer visible las consecuencias del aborto clandestino y convertirlo en un problema sanitario, como se lo reconoció después desde el mismo Ministerio de Salud de la Nación. Pero esta concordancia con políticas –al menos declaraciones– oficiales es ahora un punto de quiebre dentro del movimiento de mujeres que se expresa en cada Encuentro: son numerosos los grupos de izquierda que cuestionan que como parte de las estrategias por el derecho al aborto se eleven petitorios al Estado, como sucedió el año pasado después de una nutrida marcha teñida de pañuelos verdes el 25 de noviembre, día en que se crea conciencia sobre la violencia contra las mujeres.
Córdoba ya fue sede del II Encuentro Nacional de Mujeres, hace ya veinte años, y a pesar de la fuerte impronta católica fundamentalista –otra prueba fue el ataque que recibió el artista plástico Alfonso Barbieri, este mismo año, cuando su obra fue destruida al grito de “Cristo Rey”– también el movimiento de mujeres goza en esa provincia de buena salud.
La comisión organizadora de este Encuentro espera que sean más de 30 mil las mujeres que asistan –el doble que el año pasado, en Jujuy–, en parte por la ubicación geográfica de la provincia, que permite a contingentes de todo el país acercarse con más facilidad. Es que parte de los principios del ENM es la autogestión y la autonomía, tanto institucional como de partidos políticos o del Estado. Desde principios de año, quienes están dispuestas a participar organizan todo tipo de actividades para financiar el viaje y la estadía, que compromete escuelas y organizaciones sociales para dar alojamiento y viandas a quienes lo soliciten.
La metodología de discusión es en talleres; hay más de 40 programados, que se abren a temáticas tan diversas como sexualidad, violencia, familia, trabajo, relación con los sindicatos, participación política, discapacidad, pueblos originarios, campesinas, prevención de VIH y ets, y un largo etcétera que revisa la vida pública y privada de las mujeres.
Es fácil revisar en Internet la intensa actividad de los grupos “pro vida” a medida que se acerca el Encuentro de Mujeres. Tanto en las páginas de Promoción y Desarrollo Humano (ProDeHU) como en las del Portal de Belén se ofrece material gráfico y teórico sobre “la defensa de la vida” en contra del llamado “Plan Kissinger”, que es el argumento más preciado de estos grupos a la hora de combatir los derechos sexuales y reproductivos. Este plan –según puede leerse en ProDeHu– tendería a limitar la “reproducción en los países del Tercer Mundo hasta que los países desarrollados alcancen niveles similares a los del nuestro” y esto se haría a través de leyes específicas –como las de educación sexual o de salud reproductiva–, pero también a través de la difusión “cultural y teórica de las ventajas de una familia pequeña, ya que teniendo menos hijos se tiene más dinero y posibilidades egoístas de diversión que se promocionan en diarios, revistas y en la televisión”.
Sin embargo la avanzada más concreta para alentar la participación de fundamentalistas en el ENM es un portal llamado “Mujeres de cuerpo y alma” (www.encuentro
cordoba.com.ar) en el que se ofrece un cuadernillo “de formación para el Encuentro de Mujeres” de 66 páginas donde se revisan temas clásicos como anticoncepción y aborto pero también “uniones civiles” y “rol social de la mujer”, con capítulos como “el objetivo: deconstruir la sociedad”, “La mujer: una buena excusa”, “El primer blanco: la familia”. Lo curioso –o no tanto– es que cuando se busca hacer contacto con los responsables de este sitio aparece la dirección: arquidiosesis
[email protected]. La arquidiócesis, entonces, generosamente ofrece alojamiento, datos del funcionamiento de los talleres, historia de los Encuentros, argumentos para debatir y propone en cada caso “un mayor ardor pastoral y misionero”, alentando a poner el cuerpo “como lo hizo Jesucristo”.
Esta vocación de servicio –para casos concretos, claro– puede rastrearse en grupos como el Portal de Belén, que después de su arremetida contra la llamada “píldora del día después” en 2000, que terminó siendo infructuosa porque se limitó la fabricación de una marca en especial cuyo nombre estaba mal escrito en el fallo, sigue ofreciéndose a “patrocinar a las mujeres que padezcan consecuencias sobre su uso” ya que según una de sus militantes, Mónica Ríos, el Estado la ofrece “sin evaluar sus consecuencias”.
Estos grupos, además de su actividad en la web, ya marcharon el 28 de septiembre –día que en América latina se consagra a la lucha por el aborto legal– “para salvar muchas vidas” y organizan “adopciones de vidas”, que son ni más ni menos que grupos de oración para sostener durante nueve meses “a los niños en riesgo en los vientres de sus madres”, según invitan los ProDeHu.
Ni el grupo de Abogados Católicos –uno de cuyos miembros más activos es Alberto Solanet o el sacerdote Fernando Altamira, que patrocinó a las cordobesas Mujeres por la Vida para impedir que entre en vigencia la ley de Salud Sexual y Reproductiva en 2003– ni la Arquidiócesis local impiden que haya en Córdoba, más allá de la tensión, la efervecencia propia de lo que se promete también como una fiesta. “Los Encuentros Nacionales han servido para conocer nuestros derechos y revalorizar nuestras prácticas, generando iniciativas desde la perspectiva de género, muchas de ellas plasmadas ya en movimientos, leyes, espacios organizativos o producciones culturales; como impulsar accione por leyes contra la violencia familiar, ley de divorcio, patria potestad compartida, ley y programa de salud sexual y procreación responsable, campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, por jubilación del ama de casa sin aportes, ley de cupos, por la reglamentación de jardines maternales zonales y otras reivindicaciones y luchas”, dicen en la comisión organizadora mientras preparan, a horas de iniciarse, el acto de apertura en la Plaza España, en pleno centro de Córdoba.
El domingo será la marcha en la que históricamente los reclamos de género se hacen sentir con fuerza y el lunes siguiente el cierre y la elección de la nueva sede. “El Encuentro es un espacio social y político, pero también de alegría, porque nos encontramos, nos reconocemos, marchamos juntas y diseñamos el futuro”, sintetiza Mónica, una joven integrante de la organización que cuenta casi tantos años como Encuentros hubo hasta ahora.
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