Un estudio del área de Salud del municipio de La Calera, una localidad ubicada a 18 kilómetros de la ciudad de Córdoba, da cuenta de que al menos 427 chicos menores a seis años sufren desnutrición de grados 1 y 2 en esa ciudad. Y el intendente dijo que hay niños que no toleran la leche fortificada porque “están acostumbrados a tomar sólo mate cocido”. Pero ayer el titular de la cartera cordobesa, Oscar González, relativizó la cifra y dispuso realizar un nuevo estudio “con rigor científico-técnico”. Se estima que serían unos 600 los casos en toda la localidad, ya que sólo se relevaron datos en el hospital Arturo Illia, de La Calera. Página/12 intentó sin éxito comunicarse con los médicos del hospital Illia: allí argumentaron que no están autorizados a hablar. Otro tanto sucede con los administradores de la salud cordobesa. Sólo González habló oficialmente, para criticar al ex intendente de esa localidad por no haber adherido al Plan Nacer, un programa de asistencia a madres y niños impulsado desde el gobierno nacional.

La Calera está ubicada a unos 18 kilómetros de la capital provincial y tiene unos 30 mil habitantes, de los cuales entre 8 y 12 mil son niños. Según el estudio realizado por el director del hospital Illia, José Luis Galetto, 427 de los 4000 chicos atendidos en ese centro sanitario padecían principios de desnutrición de grado 1 o 2, lo que equivale a decir que están por debajo de su peso, en una situación de leve a moderada, pero con alto riesgo para su salud. Se trata de un 10 por ciento de los atendidos.

Pero la realidad de la localidad sería más dura: el informe sólo releva los casos de chicos que se atendieron en ese hospital. Nadie censó cuántos de los que habitan en los barrios más pobres de esa localidad comparten esa situación. Según se estima, superarían los 600 casos. En ese contexto, y a poco más de un mes de asumir, el intendente José Echepare contó que se encontró con “casos de chicos tan acostumbrados a tomar mate cocido que la leche fortificada les provocó diarrea y vómitos”.

Las cifras trascendieron el miércoles y causaron revuelo entre los profesionales y administradores de la salud cordobesa. Mientras que los trabajadores de la salud del municipio dijeron “no estar autorizados” para hablar, el intendente Juan Echepare apagó su celular y no se supo más de él, aunque fuentes en Córdoba citaron un presunto “tirón de orejas” por parte del gobierno provincial a Echepare. Entretanto, el titular del área de Salud de la provincia, Oscar González, anunció que se realizará en febrero un nuevo estudio “con rigor científico, técnico y absolutamente aséptico” para revisar los resultados. “El informe fue hecho durante la gestión anterior (entre 2003 y 2004), no fue comunicado al Ministerio de Salud y no sabemos qué criterios se utilizaron”, fundamentó González.

De hecho, González, Echepare, el equipo de salud municipal de La Calera y el ministro de Desarrollo Social cordobés, Carlos Massei, se reunieron ayer para ponerse al tanto del tema y definir un plan conjunto de acción. Formalmente, González le confirmó a Echepare que a partir de la semana próxima el hospital Illia tendrá inaugurados dos dispensarios barriales y que acelerará las tratativas para la creación de una sala de cirugías y una de obstetricia, ya que todavía hoy las mujeres de esa ciudad deben viajar a Córdoba o a otras ciudades para dar a luz.

Para combatir la desnutrición, La Calera debería suscribir a la propuesta de atención sanitaria instrumentada por el gobierno nacional a través del Plan Nacer, en el marco del cual se realiza un seguimiento de la madre desde que queda embarazada hasta que el hijo cumple cinco años. En la reunión, González habría cuestionado también al ex intendente Aldo Pereyra por no adherir al Plan Nacer durante 2007, aun cuando el Concejo Deliberante local lo había facultado para hacerlo.