Jueves, 21 de febrero de 2008 | Hoy
Condenaron a 45 años a un violador serial que abusó de al menos 22 mujeres durante dos años. Lo rastrearon por un celular.
Un violador serial, conocido como el “Sátiro de la bicicleta”, fue condenado ayer a 45 años de cárcel, la pena más alta para este delito en la historia judicial argentina, por violar al menos a 22 mujeres en la zona norte del Gran Buenos Aires. La sentencia cayó sobre Gerardo Vallejos Martínez, de 31 años, por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de San Isidro, al hallarlo responsable de “abuso sexual agravado por acceso carnal, en concurso real con robo simple”.
Hasta ayer, la mayor condena impuesta a un violador había sido de 38 años, puesto que a partir de la vigencia de la llamada “Ley Blumberg” se pueden dictar penas de hasta 50 años, al sumar condenas por cada uno de los crímenes cometidos.”Estoy muy satisfecha con la condena, no puedo creer que los jueces hayan dado esa pena tan alta”, dijo Gimena, una de las víctimas del Sátiro de la bicicleta que se atrevió a declarar en el debate y ayer asistió junto a otras jóvenes a escuchar el veredicto.
El imputado y su abogado pidieron no estar presentes al momento de la lectura del fallo, lo cual fue aceptado por el TOC 1, integrado por los jueces María Elena Márquez, Juan Carlos Tarsia y Federico Ecke, pero considerado un “privilegio” por las jóvenes violadas. Los ataques sexuales de Vallejos ocurrieron entre 2003 y 2005 y –de acuerdo con las denuncias– las víctimas suman 26, aunque para el juicio se logró localizar a 22 para que dieran su testimonio y relataran sus experiencias.
Según se determinó durante el juicio, cuando se decidía a cometer las violaciones, Vallejos siempre iba con una bicicleta y llevaba un gorro en la cabeza, pero nunca adoptó precauciones para evitar que le vieran el rostro. Cuando encontraba a alguna joven que le gustaba, el Sátiro de la bicicleta simulaba un robo y decía que tenía un arma en la cintura o guardada en la campera, pero la mayoría de las víctimas no la alcanzaron a ver.
Los testimonios de las chicas abusadas coincidieron en que Vallejos, en general, atacaba a principios de mes, entre las 7 y las 8 de la mañana, y que siempre les decía que lo abrazaran y actuaran como si ellas fueran su novia. Después, con una mano llevaba la bicicleta, mientras con la otra apretaba fuerte a las jóvenes para que no escaparan y las conducía a lugares descampados o casas abandonadas, donde las sometía sexualmente.
Sin embargo, el violador serial pudo ser detenido después de casi una treintena de ataques, porque luego de uno de ellos –el 14 de febrero de 2005– le robó el teléfono celular a una de las chicas y luego realizó una llamada que pudo ser rastreada por la policía. Así, el Sátiro de la bicicleta fue detenido en su casa de la localidad bonaerense de Boulogne, en el partido de San Isidro, y a partir de allí comenzó a ser identificado en rueda de reconocimiento por la mayoría de las víctimas.
El imputado fue detenido por una investigación, a cargo de la fiscal Bibiana Santella, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Martínez.
Los investigadores solicitaron las listas de llamadas entrantes y salientes del teléfono robado a la víctima y así descubrieron que ese mismo día, luego de la violación, desde el móvil de la joven se realizaron dos llamadas. Uno de los números marcados era un celular y el otro una remisería de Boulogne. A ese lugar, llegó la Bonaerense para indagar sobre esa llamada. De ese modo, descubrieron que desde el teléfono robado a la víctima se había pedido un remís.
El viaje terminó en una vivienda de Boulogne, donde se montó una discreta vigilancia hasta que el 2 de mayo de 2005 salió un hombre en bicicleta y con un gorro de lana que fue seguido y filmado por la policía. De esa filmación se extrajeron fotografías que fueron exhibidas a las víctimas, quienes lo reconocieron como su violador, y luego se allanó la casa, donde había dos bicicletas y tres gorros.
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