Domingo, 27 de julio de 2008 | Hoy
Por Pedro Lipcovich
Los acusados Jorge Corsi y Marcelo Rocca Clement se conocían desde hacía por lo menos ocho años. Este último estuvo dos años preso, acusado de violación de un chico de 12 años en el año 2000. En ese caso se detectaron llamadas telefónicas entre ambos, si bien Corsi no fue ni es imputado por aquel hecho. Además se habría establecido la vinculación de Rocca Clement con una red de abusadores de España que “subían” fotos y videos a Internet. A partir de esos datos, la policía española pudo registrar a Corsi como posible sospechoso.
Aquella causa, sin embargo, todavía no fue a juicio oral, y, pasados esos dos años, Rocca Clement quedó en libertad.
Es que “la defensa formuló recursos que llegaron incluso a la Corte Suprema; la demora así causada llevó a la necesidad de poner al acusado en libertad –cuenta el fiscal Martín Niklison–. En 2006 se elevó a juicio oral, todavía no tiene fecha. Hoy no es común semejante demora, especialmente en una causa que no es compleja, ya que hay una sola víctima y dos imputados”.
–O sea que, con dinero para pagar un buen abogado, el acusado pudo lograr mucho en esa causa... –observó Página/12.
–Un buen abogado puede lograr muchas cosas –contestó el fiscal–, incluso conseguir que prescriba una causa. Esto sucede con cierta frecuencia en grandes juicios por estafa, causas complejas donde presentan recursos que demoran la causa hasta que logran hacerla prescribir. Pero no se va a llegar a eso en este caso, donde se trata de una violación.
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