“La toma no es buena, pero ¿qué medida lo es?, si intentamos otras maneras y el gobierno no da bola”, preguntó –y se preguntó a ella misma– Liliana, madre de un estudiante de la escuela Mariano Acosta a los demás padres que participaban de la reunión. Y el silencio se adueñó del patio de la Escuela de Cerámicas, donde ayer a la noche madres y padres de alumnos de los colegios que se encontraban tomados por los chicos confluyeron con el objetivo de definir cómo iban a acompañar el reclamo de sus hijos. Además de representantes del Acosta y del Cerámicas, entre los más de 70 padres que ocupaban la ronda de sillas en el patio escolar había adultos de las escuelas Fernando Fader, Nicolás Avellaneda, Julio Cortázar, Mariano Moreno, Claudia Falcone, y de los normales Nº 1 y 7.

A pesar de que varios de ellos expresaron su rechazo a la toma como medida de protesta, el resultado de la asamblea –que transcurrió de una forma dinámica y ordenada, y de la que participaron además algunos estudiantes–- fue “acompañar a los pibes, apoyar su lucha porque la consideramos válida: están peleando por defender la escuela pública”, señaló Andrea, mamá de una estudiante del Cerámicas. Acordaron participar de la marcha que los estudiantes realizarán este mediodía hasta el Ministerio de Educación y continuar con las reuniones. “Nuestra preocupación fundamental es qué sucederá después. Es vital seguir unidos”, sostuvo Gabriel, padre del Nicolás Avellaneda.