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Durante las primeras horas del día la denuncia de un periodista del Washington Post sobre la situación tucumana se trasformó en un escándalo, con ribetes patéticos. Anthony Faiola había estado en Tucumán hace unas semanas para retratar la situación del hambre. La publicación había conmovido a los norteamericanos, que decidieron hacer llegar 40 mil dólares en donaciones. Ayer cuando Faiola supo que él mismo había estado con uno de los niños muertos por hambre, acusó al gobierno argentino de retener en la Aduana el contenedor con provisiones que había llegado de Estados Unidos. Después de dar una explicación, el titular de la Aduana Mario Das Neves corrió al contenedor para acelerar el envío. Cuando llegó, en la supuesta donación de los norteamericanos encontró cantidad de piezas vencidas, ropa ensangrentada y provisiones que parecían sacadas de la basura.
El cruce entre Das Neves y Faiola tuvo ribetes de comedia dramática. Para el periodista, el Estado no actuaba frente a la emergencia por “cuestiones burocráticas”. Das Neves, fuera de sí, aseguró lo contrario. La carga se había retrasado, dijo, porque se había extraviado uno de los certificados que la habilitaban a ingresar al puerto. Y esos papeles recién habían aparecido la semana pasada. Para Das Neves el retraso tan cuestionado no llevaba más de una semana. Apenas lo supo, de todos modos, aseguró que al final del día todas las partidas de aquel envío de 40 mil dólares iban a estar listas en Tucumán. Pero a la tarde todo cambió.
Al abrir uno de los contenedores, Das Neves encontró, dijo después, “camisas con sangre, repasadores usados, botellas vacías y ollas oxidadas, como gran aporte de ciudadanos norteamericanos”. Eso le alcanzó para devolverle el favor al corresponsal extranjero. Frente a las cámaras de televisión, el funcionario de la Aduana soltó: “¡Que venga acá y dé explicaciones al pueblo argentino. Que venga acá y dé explicaciones, esto es una vergüenza, nosotros tenemos que controlar!”. Y siguió, cada vez más furioso: “Vienen alimentos en containers que no tienen nada que ver. Nosotros no vamos a liberar nada que no corresponda, porque los alimentos que están ahí, que deberían estar frizados, no lo están”.