Domingo, 27 de septiembre de 2009 | Hoy
Parece afianzarse la tendencia hacia un mundo en el que se diluyen esas fronteras entre espacios privados y laborales.
–Creo que todavía hay que ver cómo lograr un nuevo equilibrio, porque no estamos acostumbrados a trabajar con fronteras tan permeables. Pero si uno lo trabaja bien, eso puede potenciar el que la gente se sienta más satisfecha, porque si descubro en mi empresa que a cierta gente le puedo dar la posibilidad de que siga trabajando y produciendo, pero que dos o tres veces por semana, en vez de venir a la oficina, trabaje en su casa, o le puedo facilitar las cosas como para que venga en distintos horarios durante el día según le convenga, con cierta flexibilidad, pero que cumpla con lo que tiene que cumplir, ahí la frontera se hace permeable pero también es favorable para los dos bandos.
–Hay una negociación.
–Hay una negociación, obviamente, pero si uno define los objetivos, las tareas, con la tecnología disponible hoy no es preciso que las personas vengan y fichen de 9 a 18. Y eso le va a permitir a la persona organizarse mejor, estar más feliz con el manejo que hace de su tiempo, y a la empresa por ahí no le afecta sino lo contrario: como la persona está más motivada, va a hacer mejor las cosas. Esa permeabilidad yo creo que es positiva si está bien manejada.
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