SOCIEDAD › LA INCLUSION DE LA REPRODUCCION ASISTIDA

El otro debate

 Por Sonia Santoro

“También me costó deglutir que aceptara tan alegremente el tema de la reproducción asistida. Habría que trabajar sobre una visión más integral de la reproducción asistida que tenga que ver no sólo con las técnicas sino con la prevención para no tener que recurrir a ellas. Y ahí hay un punto poco conocido: no tener en cuenta la incidencia que tienen las enfermedades de transmisión sexual y los abortos inseguros en la infertilidad”, dijo Florencia Luna, directora del área de bioética de Flacso, investigadora independiente del Conicet.

“Esta aceptación de las técnicas de reproducción asistida que en realidad son un negocio para algunos, cuesta. No estoy en contra de las técnicas, pero me duele que se siga postergando a las mujeres que no tienen recursos porque las que sí tienen pueden acceder por lo menos a abortos seguros. Pero las que no pueden van a caer en abortos inseguros con sus consecuencias, desde infertilidad hasta muerte”, agregó.

En esta línea, Diana Maffía dijo que le resulta “muy interesante la separación entre la biología y los deseos”: “Esto es una cosa muy rara, hay una cuestión que tiene que ver con la reproducción biológica y hay una voluntad procreacional. Es decir, la voluntad procreacional se va a poner por encima de la maternidad y paternidad biológica. Eso me parece extraordinario”. Sin embargo, se preguntó con qué políticas públicas se va a aplicar. “A veces, sobre todo en tecnologías reproductivas, la oferta viene primero que las demandas. Las tecnologías reproductivas han generado sus propias demandas: han sido un ofrecimiento tecnológico disponible que profundizó el deseo de maternidades y paternidades biológicas porque amplió las posibilidades de los cuerpos. Pero ahora esto se da vuelta porque se desapega la biología de la voluntad. ¿Cómo se expresa esa voluntad? Ahí me da temor porque se expresa en un contrato.” “Hay una desmaterialización de los cuerpos que hay que pensar. Porque se deconstruyen los cuerpos gestantes de las mujeres. Son un óvulo, un útero, una voluntad creacional y no necesariamente tienen que ir juntos –planteó–. Eso hay que pensarlo. El vientre subrogado no es algo que se esté pidiendo a alaridos. Es algo que existe. Ahora, qué parte es demanda y qué parte tiene que ver con un mercado, creo que es problemático.”

En este punto Minyersky aclaró que el Código Civil “no es una ley de técnicas de reproducción asistida”. “Habrá una ley específica que regule. Nosotras teníamos que tomarlo porque teníamos que garantizar que los hijos de matrimonio igualitario tuvieran una filiación igual a la de los hijos de heterosexuales. Porque el vínculo que tienen al día de hoy es muy frágil. Entonces acá se legisló teniendo en cuenta qué pasa con los hijos que nacen estas técnicas, no legislamos sobre técnicas.”

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