Los policías del nuevo cuerpo reciben cada semana capacitación para lograr “una mirada multiagencial del problema de la seguridad. La idea es que la policía no conciba la inseguridad como algo que requiere únicamente represión, sino una respuesta de todo el aparato estatal”, explicó a Página/12 Matzschke Brull. Los oficiales y suboficiales participantes reciben clases de comunicación, contención social, tolerancia al otro y vías de evacuación para poder asistir a los heridos antes de la llegada de una ambulancia. Una de las funciones que tienen es reconocer y tomar nota de las demandas más urgentes que hay en el barrio, como las referidas a infraestructura y alumbrado público. “Entonces el policía, que es el cercano en toda comunidad, al igual que los médicos y los maestros, tiene que estar atento a percibir distintas situaciones para poder poner en conocimiento a otros agentes estatales. Y para que puedan, desde sus lugares, dar respuestas a esas necesidades. Que el SAME pueda entrar a una villa requiere también la cooperación de la policía”.