El modelo de agronegocios implicó en el norte del país mayor conflictividad y desalojos de campesinos e indígenas. El fenómeno se replica, en silencio, en los cordones periurbanos de las grandes ciudades. Florencia Varela, Almirante Brown, San Vicente, Esteban Echeverría y La Plata, entre otros lugares, son epicentro de disputas con pequeños productores, todos con posesión veintañal de la tierra. “Escasa infraestructura productiva, altos precios en el alimento, caminos rurales intransitables y una disputa constante en el territorio por la especulación inmobiliaria. El Estado debe garantizar a las familias productoras su posibilidad de trabajo antes que permitir el avance de barrios cerrados”, denunció la Unión de Trabajadores de la Tierra, que nuclea a productores porcinos del partido de San Vicente.

En el mismo sentido, el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) precisó la problemática en el documento “Tierras periurbanas: especulación inmobiliaria versus función social de la tierra”. Precisa la emergencia de miles de productores tamberos, hortícolas y porcinos de la periferia de las grandes ciudades. “Las tierras periurbanas se comenzaron a valorar como oro para satisfacer la demanda de barrios privados y también de simples especuladores inmobiliarios que la reservan para un futuro no muy lejano de loteos”, denuncia el MNCI y precisa que el Poder Judicial, el político, empresario y la policía actúan de manera conjunta en contra de los pequeños productores.