“El ‘alta disciplinaria’ consistía en dar de alta a un paciente cuando éste se negaba a respetar las indicaciones recibidas –recordó el médico Jorge Galperín, en un trabajo publicado en Revista de Medicina Familiar y Comunitaria–. El caso más típico es el de un paciente internado que no acepta someterse a una intervención quirúrgica: tradicionalmente se ‘resolvía’ la situación dejando constancia firmada de su negativa, lo que deslindaba toda responsabilidad de los médicos. Pero numerosas investigaciones mostraron que la conducta del paciente está, en parte, relacionada con actitudes de su médico. Por ejemplo, el tiempo que dedica a responder preguntas. Se ha demostrado que una charla de sólo tres minutos con el paciente sobre el tratamiento puede mejorar el cumplimiento.”