SOCIEDAD

LAS DOS MIRADAS SOBRE EL JUICIO

UNA QUERELLA QUE NO QUERELLO

La otra defensa

Por Horacio Cecchi

No se puede estar en dos partes de un juicio al mismo tiempo. Se llama prevaricato y está penado.

La querella está molesta con algunos periodistas porque la confunden con la defensa. Ayer, subrayó la confusión porque el único papel que cumplió fue el de defender a Carrascosa: pidió su absolución. Ni siquiera cumplió con lo que amagó durante todo el transcurso del juicio y del caso, que fue imponer a Pachelo como el homicida. Pero también incurrió en otra omisión inexplicable. Después de acusar de mentirosos al delivery Javier Castro; a los vigiladores Maciel, Vera y Páez (soprendentemente a Ortiz, a quien señala como sospechoso de homicidio o al menos de robo, le creyó); a Catalina Vargas, la mucama despedida de los Bártoli, y de mentiroso espectacular al médico Biasi, no formalizó denuncia alguna por falso testimonio contra ninguno de ellos. ¡No pidió el falso testimonio! ¿Para qué estaba la querella? Es evidente que no para querellar. Aunque se moleste.

Mostró o intentó mostrar los puntos débiles de la investigación de Molina Pico. Que los tiene. ¿Por qué los tiene? Porque desde el inicio el ocultamiento de pruebas fue la esencia del caso. De hecho, a Pachelo, la querella que busca la verdad, la verdad es que no lo acusa.

El caso de Biasi es paradigmático y merece un aparte: lo tildaron de “mentiroso espectacular”. Delante de los jueces. A la familia, la existencia de Pachelo le resulta funcional. Si no estuviera el defendido de Ribas tendría que aparecer otro. En cambio, de Biasi, por más “mentiroso espectacular” que lo tilden, y con lo fabulador que en mi opinión pueda ser, es el único que al inicio no ocultó la verdad y no se confundió con pitutos ni grifos asesinos. Será cierto que no dio el código azul, y será cierto que no vio a ningún policía. Y también es cierto que a partir de su “fabuladora declaración de los tres agujeros en el cráneo”, que habrá hecho para “cubrirse de problemas legales”, se realizó la autopsia. Le exigen posición y ciudadanía patriótica y legal cuando están pidiendo “sacame a la policía de encima”.

La justificación de Zulema Rivera ante las cámaras, al término de la audiencia, fue que no denunciaron a tanto mentiroso por falso testimonio “porque no queremos sobrecargar al tribunal”. (¡Sobrecargar al tribunal!) Y anticipó con seguridad: “Eso lo va a hacer la defensa el viernes”.


PIDEN QUE INVESTIGUEN “LA VERDADERA HISTORIA”

Con la mira en el vecino

Por Raúl Kollmann

La madre de María Marta García Belsunce no sólo considera que su yerno no mató a su hija, que las acusaciones son infundadas, sino que quiere que, de una vez por todas, se empiece a investigar la verdadera historia del crimen. Ese fue el sentido del alegato que hicieron ayer los abogados de la madre, Zulema Rivera y Gustavo Hechem.

“Después de cuatro años el señor fiscal abandonó abruptamente la idea de que a MM la mataron por dinero sucio del Cartel de Juárez –dijeron los letrados–. Hasta ahora el fiscal decía que MM era una narcotraficante arrepentida y, de golpe cambió. Ahora considera que hacía tareas benéficas. Ya no está el móvil del Cartel de Juárez ni los negocios espurios y pasamos a una discusión que habría tenido lugar la noche anterior en la casa de Bártoli entre dos mujeres, que es todo lo que sabemos, ya que no tenemos ni un solo testigo de esa supuesta polémica”.

Rivera destinó una buena parte del alegato a desbaratar la teoría de los horarios edificada por el fiscal y la manipulación que hizo con los testimonios, la famosa llamada para pedir la ambulancia, los horarios y las pruebas. La abogada demostró que Michelini estaba en la casa cuando se produjo el pedido de la ambulancia, que lo que se escucha es cómo trataban de reanimar a MM y la actitud desesperada de buscar dos ambulancias, tres médicos y un estudiante de medicina, comportamientos que no se condicen en nada con la idea de tapar un crimen.

Hechem puso la mira en las vertientes no investigadas y que, en verdad, constituyen la hipótesis del crimen que tiene la familia:

- Demostró que el sospechado vecino Nicolás Pachelo estaba allí, a pasos de MM, minutos antes del crimen, pese a que siempre lo negó y lo sigue negando. Hay testimonios categóricos de su presencia en el lugar. Además, lo demuestran los registros de su celular y la cámara de la puerta del country.

- Pachelo ya había sido acusado de numerosos robos y un tiempo antes le secuestró el perro a MM pidiéndole un rescate de varios miles de pesos. En septiembre pasado, Pachelo salió de la cárcel tras cumplir casi tres años de prisión por ocho robos –fue acusado por muchos más–, todos en domicilios de vecinos o de sus mejores amigos.

- Pese a que el fiscal dice que el vigilador José Ortiz jugó a favor de los García Belsunce, Rivera y Hechem lo pusieron en la mira. Estaba allí, en la puerta de la casa, antes que nadie y sin ninguna explicación. Cuando llaman de la guardia a otro vigilador, Norberto Glennon, para que vaya a ver por qué MM no contestaba el teléfono, Ortiz se metió con su handy diciendo “yo ya estoy acá”, cuando ése no era su puesto.

- Está probado que los vigiladores robaban. Y no eran casos de raterismo. El vigilador Norberto Matto contó que había planes muy precisos: “Tal día iban a reventar tal casa, tal día esa otra casa”. El se lo advirtió al jefe, Claudio Maciel, y –según describió ayer Hechem– no hizo nada.

- El día del crimen fue desconectada la cámara número 15, que daba a lo de Carrascosa-MM.

- El día del crimen, el guardia destinado a vigilar a Pachelo por su peligrosidad, Carlos Villalba, fue enviado a otro country. Pachelo, pese a lo decidido por la comisión directiva del country, estaba sin vigilancia.

- El día del crimen fue enviado fuera del Carmel otro vigilador, que no participaba de la banda y que los había denunciado, Norberto Matto.

Como se sabe, la hipótesis de los García Belsunce es que una banda integrada por Pachelo y alguno o algunos de los vigiladores entró a robar en la casa de Carrascosa. Allí faltaron, por ejemplo, 800 pesos que había en una mesa de luz y una cajita fuerte con las chequeras y el efectivo de Missing Children. Pero, según esta óptica, estaban en pleno robo, buscando una cifra mucho mayor supuestamente guardada por ser plena época del corralito, cuando MM volvió en forma sorpresiva. Es que había estado jugando al tenis y empezó a llover. La socióloga los habría encontrado dentro de la casa, los conocía a todos, tenía un espíritu indomable, y la mataron.

Como era de esperarse, Rivera-Hechem pidieron la absolución del viudo, porque ellos y la madre de MM realmente creen que Carrascosa no fue el homicida. La función de una querella –y también de un fiscal– no es acusar. La función es buscar la verdad.

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