El gabinete israelí aprobó hoy definitivamente el acuerdo, que se concretará bajo supervisión de la ONU y la Cruz Roja en la localidad marítima libanesa de Naqura. Se llevará a cabo en la frontera entre Israel y el Líbano, e incluirá también la entrega de los cadáveres de 200 combatientes libaneses y palestinos.

Hezbollah no dio ninguna prueba de que los soldados Ehud Goldwasser y Eldad Regev estén vivos, y tampoco permitió que la Cruz Roja los vea desde que fueron capturados en un ataque transfronterizo en julio de 2006.

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo a su gabinete el mes pasado que Israel había concluido que los soldados murieron. El acuerdo, aprobado por 22 votos contra 3, pondrá fin al doloroso y controvertido capítulo de la fracasada guerra lanzada por Israel contra Hezbollah para rescatar a los soldados.

"El gobierno ratificó el convenio", dijo el viceprimer ministro Eli Yishai a periodistas tras la reunión del gabinete, informó la edición digital del diario israelí Haaretz. Zvi Regev, el padre de uno de los soldados, dijo que aún tenía esperanza de que su hijo estuviera vivo. "Espero que esta pesadilla termine mañana. Aceptaremos lo que sea. Necesitamos ser fuertes y aceptarlo para bien o para mal", dijo Regev en declaraciones a la emisora Radio Israel.

Shlomo Goldwaser, padre del otro soldado, dijo que Hezbollah deberá pagar si su hijo regresa dentro de un féretro. "Nuestra suposición básica es que fueron secuestrados con vida. Si regresan en cajones significará que los mataron. Los que los mataron deberán pagar con su vida", dijo Goldwasser.

Los críticos dicen que al cambiar cadáveres por prisioneros, se alienta a grupos antiisraelíes a matar a soldados capturados. Aunque sondeos evidenciaron un mayoritario apoyo al intercambio, también mostraron la angustia que causa liberar a Samir Kantar.

Este islamista libanés cumple múltiples cadenas perpetuas por haber matado en 1979 a un policía, a un civil y a su hija de 4 años. La mujer del civil asfixió accidentalmente a su hija de 2 años en su esfuerzo por que no llorara mientras se escondían del agresor.

El presidente israelí, Shimon Peres, firmó hoy un documento por el que concedió perdón a Kantar, que no es miembro de Hezbollah, y a los otros cuatro libaneses, estos últimos sí pertenecientes al movimiento libanés. "No es una decisión que cause felicidad", dijo Peres. "Por un lado, tenemos al asesino más terrible. Por otro lado, tenemos nuestro compromiso para con nuestros muchachos que fueron enviados a pelear por su país. Es nuestra obligación moral y nuestro sentido deseo verlos regresar", agregó Peres.

El acuerdo fue mediado por un funcionario alemán nombrado por la ONU, y había sido aprobado en principio el 29 de junio, con la autorización final pendiente hasta que Hezbollah diera información sobre un aviador israelí desaparecido en el Líbano hace 22 años.

Olmert dijo ayer que Hezbollah había entregado un informe "absolutamente insatisfactorio" sobre el aviador, Ron Arad, pero su despacho descartó que esto frustrara el intercambio.

El ministro de Construcción israelí, Zeev Boim, uno de los tres que votó en contra, dijo temer que el intercambio haga más difícil liberar a un tercer soldado, Gilad Shalit, capturado por Hamas y otros dos grupos palestinos cerca de Gaza en 2006. "Nadie debería sorprenderse si Hamas ahora eleva el precio por liberarlo. Hay fundamento en los análisis de que no hay necesidad de mantener vivos a soldados israelíes en cautiverio porque Israel pagará un alto precio incluso por sus cuerpos", dijo Boim.

El intercambio es el octavo que realizan Hezbollah e Israel sólo desde 1991. Uno de los acuerdos más polémicos se llevó a cabo en 1985, cuando Israel cambió a 1.150 prisioneros libaneses y palestinos por tres soldados capturados.

Mientras que en Israel predomina el ánimo sombrío, Hezbollah tiene planeado recibir a los liberados como héroes, con pancartas de celebración y banderas ya dispuestas a los costados de la autopista que va desde Naqura al sureño puerto de Sidón.