Domingo, 31 de octubre de 2010 | Hoy
17:02 › BALLOTTAGE
Los datos oficiales indican que la diferencia de votos en favor de la candidata oficialista, Dilma Rousseff, es irreversible. Así, se alza con el 55,9 por ciento de las intenciones, frente al 44 que logró el candidato opositor José Serra y se convierte en el reemplazo, a partir de enero de 2010, del actual presidente de Brasil, Lula da Silva. Según el conteo, fue elegida por casi 55 millones de votantes, un número muy alto teniendo en cuenta que cerca del 20 por ciento de los más de 135 millones de brasileros habilitados para participar de las elecciones no lo hizo.
Sin sorpresas en relación con lo que anticiparon todas las encuestas de intención de voto, la sucesora de Lula se consagró en una jornada electoral muy tranquila, carente del entusiasmo habitual y determinada por la saturación provocada por la prolongada campaña proselitista, la solidez de la ventaja que las encuestas asignaban a Rousseff y el feriado del martes próximo, que llevó a muchos brasileños a considerar a éste como un fin de semana largo.
"A partir de mañana comienza una nueva etapa para la democracia", afirmó Rousseff bien temprano, después de emitir su voto en la Escuela Estadual Santos Dumont, del barrio Asunción, en la zona sur de Porto Alegre, a donde llegó acompañada por el gobernador electo del estado Río Grande do Sul, su correligionario y ex compañero de gabinete Tarso Genro.
"Gobernaré con la coalición que me trajo aquí pero gobernaré para todos y conversaré con todos", prometió la economista de 62 años que posó para los fotógrafos haciendo el signo de la victoria con los dedos índice y mayor de su mano derecha, mientras decenas de militantes del PT cantaban y hacían flamear sus banderas rojas.
Lula, quien se involucró a fondo en la campaña proselitista, afirmó después de votar que confiaba en que Rousseff hará "un gran gobierno" y aseguró que "no existe ninguna posibilidad" de que él participe de la próxima administración, aun cuando manifestó repetidamente su voluntad de seguir actuando en política.
Mucho menos carismática que Lula, pero con un carácter templado por su militancia guerrillera, la cárcel y la tortura que padeció durante la última dictadura, y hasta el cáncer linfático que se le detectó -y que superó- no hace mucho, Rousseff acredita una amplia experiencia ejecutiva forjada en los últimos 25 años.
En ese período fue secretaria de Hacienda de la ciudad de Porto Alegre, secretaria de Energía del estado Río Grande do Sul y ministra de Energía y ministra de la Casa Civil (jefa de gabinete) del gobierno de Lula, del que se alejó precisamente para encarar la campaña para la Presidencia.
La jornada resultó más tranquila que lo que esperaban las autoridades, con solamente 232 personas detenidas por diversas infracciones a la legislación electoral (en la primera vuelta, el 3 de octubre, se registraron casi 400 detenciones), pese a que la tasa de abstención, de 21,27 por ciento, terminó siendo similar a la de los últimos ballottages presidenciales aunque se esperaba que fuera más alta.
Fuera de los incidentes comunes, un barco de la justicia electoral se incendió mientras era abastecido de combustible en un puerto de la Amazonia, a 194 kilómetros de Manaos, lo que causó heridas leves a un policía y el calcinamiento de tres urnas electrónicas que debieron ser reemplazadas por otras que fueron transportadas en un helicóptero.
Otros datos llamativos fueron la necesidad de reemplazar una urna en un local de votación de Guajará-Mirim, en el estado amazónico Rondonia, luego de que un perro rompiera el cable con sus dientes; el asalto a una unidad de la justicia electoral en Goiana, donde los ladrones robaron unos 7800 dólares, y el arresto de un hombre en Goiatuba, estado Goiás, por haber intentado votar con el documento de identidad de su abuela.
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