"Brasil puede afirmar que practica, en la actualidad, una diplomacia verdaderamente universal", dijo Patriota, un diplomático de carrera que hasta el viernes era vicecanciller en la gestión de Celso Amorim.

El saliente Amorim ocupó el cargo durante los ocho años del gobierno Luiz Inacio Lula da Silva y fue pieza fundamental en la proyección brasileña. Patriota dijo que las bases centrales de la diplomacia brasileña no se modificarán en el gobierno de Dilma Rousseff, y que seguirá apoyada en la defensa del multilateralismo y la oposición a las armas nucleares.

Fue con esas armas, dijo Patriota, que Brasil se consolidó como "un país sudamericano por convicción y un actor de influencia global".

Patriota destacó que Brasil está "anclado en un entorno sudamericano", y por ello el papel del país es contribuir a "completar la transformación de América del Sur en un espacio de integración humana, física y económica y donde el diálogo y la concertación se encarguen de preservar la paz y la democracia".

En ese escenario, añadió, "es central la relación Brasil-Argentina, que vive hoy un momento de plenitud". "Cada vecino de Sudamérica tendrá una atención crecientemente diferenciada", adelantó.

Patriota afirmó que Brasil se empeñará en que los foros internacionales, como el G20 de grandes naciones emergentes e industrializadas, escuchen y tengan en cuenta las aspiraciones de todos los países.

"Los G20 y otros grupos sólo conseguirán consolidar su autoridad si permanecen sensibles a las ansias e intereses de los más de 150 países que no se sientan en esas reuniones", dijo el nuevo canciller, provocando un cerrado aplauso del cuerpo diplomático presente en la ceremonia.

Amorim "fue y seguirá siendo, para mí y para muchos de nosotros, una fuente permanente de estímulo y de inspiración", dijo Patriota al asumir la cancillería, para añadir que el legado del ex ministro "será una referencia inevitable en nuestra historia diplomática".

El canciller saliente fue despedido con un ruidoso aplauso por el personal de la cancillería y el cuerpo diplomático después de un emotivo discurso donde exaltó la independencia de la política externa brasileña de los últimos años, que atribuyó al "estímulo" de Lula. De los grandes logros de su gestión, Amorim destacó la relación de Brasil con África. "Fuimos a África a buscar asociados, pero también en busca de nosotros mismos, de nuestros orígenes", dijo.

En un ejemplo de la visión de la política externa brasileña en los años de Lula, Amorim recordó: "Fui a Puerto Príncipe más veces de las que he ido a Londres. Y estuve el mismo número de veces en Sao Tomé y Príncipe que en Washington".