Jueves, 18 de agosto de 2011 | Hoy
19:42 › "EL HOMBRE DEBE ESTAR EN EL CENTRO DE LA ECONOMíA "
Luego de las protestas en contra de su visita, el Papa fue recibido por los reyes en el aeropuerto de Barajas. Antes de aterrizar, Ratzinger habló con los periodistas y opinó que "hay que ponerse al servicio de la protección del trabajo para todos" y que "la economía no puede funcionar como una economía autorregulada". Además, reconoció "abusos en la historia para imponer el concepto de verdad y el monoteísmo".
Mas de un millón de personas recibieron al Papa en el centro de la capital española, por la que se trasladó a bordo del papa móvil antes de pronunciar un discurso en la plaza de Cibeles. Es la tercera visita de Benedicto a España, el país al que más viajó en sus seis años de pontificado.
A su llegada a Madrid el Papa se hizo eco de la falta de empleo de los jóvenes, que en España alcanza una tasa del 45 por cineto. "Miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro", consideró. El rey Juan Carlos, que lo recibió en el aeropuerto de Barajas junto a a la reina Sofia, abogó en su discurso de bienvenida por aportar a los jóvenes "los medios disponibles para que logren abrirse camino, y acabar con el intolerable paro juvenil".
A bordo del avión que llevó de Roma a Madrid, Benedicto XVI declaró a los periodistas que Europa es "responsable ante toda la humanidad y tiene que pensar en enfrentar los problemas económicos siempre en una clave de responsabilidad hacia otros lugares del mundo, hacia los que sufren, tienen sed y hambre y no tienen futuro". "La economía no puede funcionar como una economía autorregulada", declaró el Papa antes de llegar al aeropuerto de Madrid-Barajas, donde fue recibido por los reyes Juan Carlos I y su esposa Sofía, por las principales autoridades españolas y por una multitud de jóvenes peregrinos participantes en la Jornada Mundial de la Muventud (JMJ).
"El hombre debe estar en el centro de la economía y éste no es el beneficio, sino la solidaridad. Esto se confirma en la crisis actual (...). La economía no puede medirse por el máximo beneficio. Hay que ponerse al servicio de la protección del trabajo para todos", afirmó.
El Papa se mostró también preocupado por la "discriminación" que sufren los católicos, que afirmó "lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones y países", pero también reconoció que "es verdad que ha habido abusos en la historia para imponer el concepto de verdad y el monoteísmo". Benedicto liderará durante cuatro días varios macroeventos preparados en la capital española, entre ellos un Vía Crucis el viernes y una vigilia de oración el sábado. Este jueves encabezará una celebración en la céntrica plaza de Cibeles.
Las JMJ, creadas por el anterior Papa, Juan Pablo II, y convocadas por el Vaticano, empezaron el martes en medio de críticas por su elevado costo en medio de la crisis económica que golpe a España. Ayer, más de cien organizaciones laicas, ateas, cristianas progresistas, de izquierda y homosexuales se manifestaron bajo el lema "Con mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico". Miles de personas marcharon por el centro de Madrid en un clima de tensión provocado por enfrentamientos verbales entre manifestantes y jóvenes católicos. La protesta se saldó con siete detenidos y 11 heridos. Para hoy, militantes de los derechos de homosexuales convocaron una "besada" al paso del Papa por el centro de la ciudad, como la que protagonizaron durante la visita del pontífice a Barcelona, en noviembre pasado.
Los críticos denuncian que el Estado ha gastado más de 100 millones de euros en los 10.000 efectivos policiales que vigilan la JMJ, la apertura de colegios y polideportivos públicos para que duerman los peregrinos y la rebaja del billete de metro, entre otras cosas. Todo ello en un momento en que España atraviesa una grave crisis económica. Los organizadores alegan que el costo de la Jornada, de unos 50 millones de euros, fue financiado en un 80 por ciento por los propios peregrinos, que pagaron por inscribirse, y el resto por grandes empresas.
El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, declaró que el "deber" de las autoridades españolas es "acoger y dar hospitalidad a cerca de un millón de peregrinos". "Tenemos muy claro el principio de separación de poderes que corresponden a un país aconfesional", aseguró a la agencia Europa Press.
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