Domingo, 29 de noviembre de 2015 | Hoy
18:21 › GIRA AFRICANA
El Papa se acercó al campamento Centro Juan XXII de Bangui, capital del país africano, donde viven 40 mil de las 440 mil personas desplazadas por el conflicto que enfrenta a comunidades cristianas y musulmanas. "Que su visita aporte la paz, la reconciliación y la felicidad en todo el país", declaró una mujer en nombre de los residentes del campo. Francisco finalizará mañana su primera gira por el continente.
Franciscó transitó así la tercera y última etapa de su periplo, la más peligrosa por la elevada inestabilidad en el país, donde hay desplegadas tropas internacionales que intentan todavía contener las matanzas indiscriminadas.
En un ambiente de entusiasmo, una multitud de desplazados, que viven en el campamento sin apenas recursos, se fundieron en lágrimas a la llegada del pontífice.
"La llegada del Papa es un milagro de Dios. Su llegada es un signo de paz en nuestro país", declaró uno de los desplazados, François Nguiba. El Papa, que se dirigió a los centroafricanos en italiano y que luego fue traducido al sango, la lengua nacional, por un intérprete, les animó a mantener la esperanza en todo momento para iniciar el camino de la reconciliación.
"Tienen que pensar en el futuro de sus hijos", remarcó el pontífice argentino, quien exigió a los centrafricanos que detuvieran la violencia y las matanzas.
Cerca de 40 mil personas viven hacinadas en este campamento desde el estallido de violencia entre los Séléka, rebeldes musulmanes que llegaron al poder en marzo de 2013 por un golpe de Estado, y las milicias cristianas que comenzaron a perseguir y asesinar musulmanes en represalia por los abusos cometidos tras el levantamiento.
Las condiciones de vida en el centro de desplazados es deplorable, con centenares de personas durmiendo en el suelo cuando no pueden refugiarse bajo las lonas proporcionadas por la ACNUR.
Según el coordinador del centro de desplazados, Magloire Malissaba, la necesidades de agua, alimento y medicamentos son permanentes, lo que lleva a los niños a caer enfermos constantemente.
La violencia entre comunidades, generalmente protagonizada por musulmanes del norte y cristianos (la confesión mayoritaria), ha obligado a las personas a huir de sus casas, la mitad de los cuales permanece en el exilio dos años después del inicio del conflicto.
El papa visitó a los desplazados poco después de aterrizar hoy en Bangui, capital de la República Centroafricana y última escala de su gira por África, donde el pontífice de 78 años quiere promover la paz y la reconciliación.
El religioso viajó en un avión especial de la aerolínea italiana Alitalia, que lo trasladó procedente de Uganda y a poco de aterrizar se reunió con la presidenta de la transición, Cathérine Samba-Panza en la sede presidencial, el Palacio del Renacimiento.
La mandataria durante el encuentro pidió "perdón" en nombre de la clase dirigente y de los responsables de lo que llamó "descenso a los infiernos", en alusión a la violencia de su país, y animó a sus compatriotas a hacer lo mismo tras recibir al papa Francisco.
Samba-Panza elogió la "lección de coraje y determinación" que el pontífice ha demostrado al viajar a la República Centroafricana. "Todos los hijos e hijas de este país deben reconocer sus faltas y pedir perdón, un perdón sincero que su bendición transformará en un nuevo pavimento para la reconstrucción del país", subrayó la mandataria.
Por su parte Francisco pidió al Gobierno de transición de la República Centroafricana y a sus ciudadanos que se inspiren en el lema del país, "unidad, dignidad y trabajo", para superar el conflicto interreligioso que en los últimos dos años ha costado la vida a miles de personas.
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