"Es el mejor regalo de Navidad para muchas familias que no tendrán que endeudarse el próximo año", sostuvo la ministra de Educación, Adriana Delpiano. "Este es un gran paso, no es todo, esperamos en los años siguientes seguir avanzando para que más estudiantes puedan ingresar a este derecho", añadió. La ley fue una de las promesas de la presidenta Michelle Bachelet durante la campaña electoral que la llevó por cuatro años a la primera magistratura el 11 de marzo de 2014, por segunda vez.

La iniciativa favorecerá a unos 178.000 estudiantes, alrededor del 50 por ciento de los jóvenes de menos recursos, que podrán ingresar a estudiar sin costo a las universidades estatales y a determinadas privadas que cumplan con algunos requisitos como no lucrar.

La nueva ley estableció además un incremento en las becas para los jóvenes que lleguen a estudiar a los centros de formación técnica e institutos profesionales, establecimientos que no fueron incorporados esta vez en la propuesta, aunque se estableció que un plazo de tres años esos planteles deberán ingresar gradualmente en el sistema de gratuidad.

La gratuidad universitaria era un reclamo de millones de jóvenes, maestros y padres que marcharon desde 2011 por las calles de Chile exigiendo a la autoridad una educación sin costo, de calidad y sin fines de lucro.

El problema del financiamiento universitario se arrastraba desde la reforma educacional que ordenó la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) al obligar a las universidades públicas a autofinanciarse, por lo que hasta hoy cobran aranceles anuales de miles de dólares a sus estudiantes.