CONTRATAPA › VERSIONES ENFRENTADAS SOBRE LOS TIROS EN LA ESCUELA
Contradicciones en Cachi
La vicedirectora de la escuela dice que fue un accidente. La directora asegura que no.
En Cachi, el tranquilo pueblito salteño donde el viernes resonaron los dos disparos que efectuó un chico de 11 años en un aula de la escuela Victorino de la Plaza, los pobladores están desorientados. También las autoridades del colegio, que ayer mantenían opiniones diferentes sobre el hecho. La vicedirectora del colegio sostuvo que se trató de “un hecho accidental”; la directora la contradijo y afirmó que eso “es falso”. Mientras, se anunció que el martes habrá clases en forma normal en la escuela donde concurren 735 alumnos. Por su parte, el chico que efectuó los disparos ayer permanecía internado en el hospital local, acompañado por su madre, y bajo atención de psicólogos y psicopedagogos, según lo dispuesto por la jueza de menores a cargo del caso.
“Si bien esto pudo ser una tragedia, es necesario aclarar que todo parece indicar que se trató de algo accidental”, afirmó la vicedirectora de la escuela, Mabel Liquín de Sokolich. La docente precisó que “el niño no amenazó a nadie y se asustó mucho cuando sucedieron los disparos”, por eso descree de que el hecho pueda “considerarse al nivel de la tragedia de Carmen de Patagones” ocurrida hace 10 días, donde murieron tres chicos.
Sin embargo, la directora del colegio, Eva Raquel de Aramayo, señaló que a este diario que “es falso” lo declarado por Liquín e insistió en que “no fueron accidentales” los disparos del alumno G. R. En la escuela “nunca había ocurrido algo así”, dijo Aramayo y agregó que el martes próximo habrá clases en forma normal, incluso en el aula del chico.
En tanto, Julia, la maestra que estaba en el aula donde ocurrió el hecho, ratificó que cuando advirtió que G. R. portaba un arma le ordenó que la llevara “a la dirección” y agregó que “al salir al chico aparentemente se le escapó en forma circunstancial un disparo que lo asustó”. La docente confirmó que uno de los tiros “impactó en una silla vacía y de inmediato le salió un segundo que dio en el techo”. No se registró ninguna víctima.
El alumno quedó a disposición de la jueza de menores, Silvia Bustos Rallé, quien ordenó que G. R. fuera derivado al hospital local porque “estaba nervioso y no paraba de llorar”. El chico ayer permanecía internado, pero la magistrada ya habría ordenado el traslado del chico a la Comisaría del Menor de la capital provincial.
El director del hospital de Cachi, Vicente García, informó que el chico pasó la noche del viernes acompañado por su madre, que es docente en la escuela en la que se produjo el hecho, y acotó que esa presencia “logró que estuviera un poco más tranquilo”. Según la directora de la escuela, el niño permanecía internado ayer en el hospital y bajo la atención de psicólogos y psicopedagogos enviados por el Ministerio de Educación de Salta. En Cachi, ubicado a 157 kilómetros al oeste de la ciudad de Salta, nadie encuentra una explicación sobre el hecho ocurrido el viernes cuando G. R. entró al aula de sexto grado con sus compañeros y la maestra, y poco después de las 8 sacó una pistola 9 milímetros de la mochila y efectuó los dos disparos.
Según las investigaciones, el arma pertenece a un tío del niño, que es cabo de la policía salteña en el destacamento de Payogasta, a unos diez kilómetros de Cachi. Díaz vive en una habitación de la casa de una tía del chico, hermana de la mamá. Pero su familia vive en la ciudad de Salta. El policía, que se encontraba de licencia hasta el 26 de octubre, fue suspendido provisoriamente y se le inició un sumario administrativo para averiguar cómo la pistola reglamentaria llegó a manos del chico.
G. R. vive con su mamá y tres hermanos en el barrio Luján, a dos kilómetros del centro del pueblo. Su papá es comerciante y suele pasar varios días de la semana en la capital salteña.